Zonas de Caracas

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Los Planchart eran un pareja amante de la cultura y el arte. Mientras Armando, quien hizo fortuna como importador exclusivo de la marca Cadillac en Venezuela, cultivaba el amor por las orquídeas y la cacería, su esposa se dedicó a la vida cul-tural de la Caracas moderna. Ambos emprenden la búsqueda de un lugar y un arquitecto para su casa soñada. Para ello seleccionan una colina privilegiada en el valle de Caracas, y al padrino del renacimiento del diseño italiano de postgue-rra, el arquitecto milanés Gio Ponti (1891-1979), para ese entonces director de la revistas Domus. Villa Planchart, una de las casas más célebres de la arquitectura del siglo XX y conocida como «El Cerrito», es una de las obras más importantes del arquitecto italiano, quien se refería a ella como su obra maestra. La Villa, una casa-patio, es el resultado de la simbiosis perfecta entre el matrimonio Planchart y Ponti, quienes mantuvieron una maravillosa relación por cartas y telegramas durante el proceso de diseño de la casa, sumado a los envíos de planos profusa-mente detallados y visitas frecuentes de Ponti a Caracas. La ubicación y orienta-ción de la casa con respecto al Ávila es clave: posada sutilmente sobre la colina, en un terreno de 2 hectáreas con vista de 360 grados, es testigo privilegiado del crecimiento de la ciudad. Aunque inspirada en la forma de una mariposa, sus formas de diamante son reminiscencias de la Torre Pirelli (1958). La circulación se establece a partir de planos y líneas en suelos y techos, llevando al visitante hacia el salón, desde donde se aprecia la totalidad de la casa. La estructura de concreto de la Villa soporta las paredes externas, que parecen flotar, revestidas de cerámica martillada vitrificada. Los materiales en su mayoría fueron enviados desde Italia para finalmente ser colocados por inmigrantes italianos y portugue-ses que llegaron a Caracas en los años 50 después de la Segunda Guerra Mundial. Ponti también se ocupó de incorporar diseños propios de mobiliario producidos para Altamira, Cassina y M. Singer & Sons, entre otras, así como lámparas produ-cidas para Arredoluce y Fontana Arte, entre otros. El diseño de objetos se suma a la exquisita colección de arte, donde son notables el mural cerámico ubicado en el patio (Fausto Melotti, 1901-1986), el móvil ubicado en la entrada (Calder, 1898-1976) y las pinturas de Armando Reverón (1899-1954). Al interior, la magnífica colección de orquídeas de Armando Planchart, que impregnan la casa de aromas y colores, constituye una experiencia sensorial. Los planos y documentos de La Villa hoy se conservan en el archivo de la Fundación Planchart. Este oasis de modernidad que puede ser vista desde distintos ángulos de la ciudad, es uno de los patrimonios más importantes de la arquitectura del siglo XX y uno de los secretos mejor guardados de la ciudad. CFC