Zonas de Caracas

Caracas a futuro

Visiones sobre la ciudad

Imagine Caracas a futuro… ¿Qué ve? ¿Calles limpias, autos voladores y robots que hacen todo el trabajo? ¿Grandes parques y plazas, espacios verdes, edificios innovadores y sustentables?  ¿Redes de movilidad y transporte eficientes, limpias y puntuales?¿Una ciudad donde los objetos inteligentes estén conectados entre sí?¿Más samanes en la ciudad?

Algunos expertos aseguran que el comportamiento de una ciudad tiene que ver con el comportamiento de los ciudadanos y a menos que los sistemas puedan convertirse en el tejido de la vida, nada va a cambiar. Con las nuevas tecnologías todas las ciudades están llegando a un punto de quiebre, y Caracas no es la excepción.

Si a las ciudades del pasado les dieron forma las personas, las ciudades del futuro serán configuradas por las ideas. Muchas ciudades hoy compiten acerca de cómo debería ser un espacio futurista. Caracas fue, en el pasado reciente, una de ellas.

William Niño siempre defendió que Caracas era un esplendido laboratorio abierto y una ciudad privilegiada para vivir, por su escenario natural.

Entonces, tal y como señala Federico Vegas «¿qué propuestas podemos hacer a Caracas para hacerla más dueña de su futuro y liberarla de las condenas que le imponemos? ¿Cómo nos acercamos a ella? Las miradas sobre la ciudad apuntan a señalar posibilidades con diferente alcance, escala y propósito. Unas son más teóricas y se darán a largo plazo, otras tratan sobre propuestas más pragmáticas que podrían iniciarse hoy mismo, o que han sido perversamente postergadas».

El debate sobre la ciudad esta abierto.

El futuro es un reto, y es nuestra obligación poder imaginarlo.

 

Visiones sobre la ciudad

Ciudadanía desde el poder*. Oscar Olinto Camacho

Ciudadanía desde el poder*

Oscar Olinto Camacho es arquitecto egresado de la Universidad Central de Venezuela, con Maestría en Planificación Urbana en la Architectural Association de Londres, y doctor en Estudios Urbano Regionales, también en Londres. Es una de las mentes más lúcidas en el campo del desarrollo urbano y la vivienda en Venezuela.

Pensar en el futuro de Caracas implica necesariamente considerar el futuro de nuestra sociedad. ¿Qué tipo de sociedad la sostendrá, la generará y traducirá espacialmente? Cada sociedad organiza su espacio según sus escalas territoriales, con base en su naturaleza y contenido políticos, económicos, sociales y culturales. Esa es la histórica relación dialéctica entre el espacio y la sociedad que lo produce. Por tanto, es necesario que prevalezca un modelo político, no decimonónico, cuyo proceso y resultado sea descentralizado, democrático.

 

La ciudad es la base territorial del progreso, del conocimiento, de la inteligencia, de la cultura urbana, de todo lo que representa un avance social. Desde el poder se deben fomentar los vectores que apunten hacia esa dirección.

 

Independientemente del modelo político que se establezca desde el poder, la consideración prioritaria de los barrios en la ciudad del futuro exige que se asuma como la gran prioridad urbanística de la sociedad. No se puede seguir ignorando a nivel político, gremial, profesional y universitario esta prioridad, que conforma el 47% de la población de Caracas, desacertadamente denominada «informal»; al contrario, sus habitantes son parte significativa de la estructura y dinámica urbana de la ciudad que los contiene.

 

Es necesario conformar ciudadanía desde el poder, y en sus condiciones está el auspicio de un pensamiento restitutivo de los barrios de Caracas, con base en una permanente política de inclusión urbana que genere una riqueza social menos polarizada en la capital por parte del Estado venezolano.

 

No existe una sociedad ideal. Eso es un desideratum. Villanueva decía hace 50 años que, más importante que hacer ciudad, es pensar cómo va a ser la sociedad que sustentará la ciudad. En este pensamiento del maestro se evidencia la inequívoca relación entre el espacio y la sociedad que lo genera en sus diferentes escalas territoriales.

 

Caracas no puede pensarse en su futuro solo bajo la óptica formal aislada, como un fin en sí mismo del profesional con su obra. La buena arquitectura de la ciudad de Caracas debe auspiciarse desde el sector público institucional y el privado, y su conjunción y entendimiento mutuo son ideales para la calidad de la producción arquitectónica, la cual se concibe como un medio para la producción de espacios urbanos que enaltezcan con sus resultados una alta calidad arquitectónica y urbanística. Desde el poder se debe entender y asumir que sin esta imbricación y exigencia permanente no tiene glorificación la arquitectura y el urbanismo en la ciudad.

 

La organización humana en los poderes nacional y municipal, así como el nivel cultural de sus actores, deben en el futuro mejorar para que pueda Caracas contar con «pensadores-ejecutores» que permitan trascender las escalas local y metropolitana, para proyectar igualmente a Caracas en su necesaria reconquista de su presencia internacional.

 

Existe una clara relación entre la cultura en el poder y los resultados urbanísticos y arquitectónicos en las ciudades cuya gestión está imbricada con el conocimiento, la cultura, la educación y la necesaria sensibilidad del alma que se requiere para entender la arquitectura en y por la ciudad.

 

El disfrute futuro de los espacios públicos dependerá de la valoración que mantengan los caraqueños de su ciudad. Se debe perseguir una ciudad amable, segura, para revivir la valoración moral y existencial del caraqueño, de lo que se espera que sea su ciudad, y de poder entregarle su alma. En el futuro, el caraqueño debe alimentar su alma para poder luchar permanentemente, para que en el futuro pueda alcanzar un nivel de plenitud multiplicando la oferta de gozo de sus ciudadanos.

 

Sin propiedad privada ni producción privada no hay desarrollo. Por supuesto que el Estado debe regular, en el buen sentido, su operatividad con finalidad social. Históricamente, la ciudad y el comercio son indivisibles, además de la tonificación permanente que le otorgan a la ciudad.

 

Se debe abrir la «puerta al mar» a Caracas, hoy ignorada. Es necesario desarrollar el skyline costero de su litoral. La Gran Caracas debe rebasar lo provincial y lo local, y pensar desde el poder de su carácter internacional y su posición en el Caribe. Ello le dará un gran vuelco económico, y en espacial a la metrópolis y al país.

Se deben realizar nuevas inversiones en infraestructuras, grandes macroproyectos que transformen la ciudad y transformen el país, acompañadas de las nuevas tecnologías de información y comunicación, sistemas públicos colectivos, masivos y eficientes de transporte para que Caracas pueda cumplir a futuro su papel innovador y de alta productividad prospectiva. Hoy en día el conocimiento es lo que induce el avance de las naciones y a las grandes plusvalías ideológicas.

Finalmente, el modelo a seguir debe ser el modelo pensante innovador, basado en el desarrollo del conocimiento. Si este modelo no se desarrolla con éxito, el futuro de Caracas quedará aletargado, en temporal somnolencia social y espacial.

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100 acciones que conmemoren*. William Niño Araque

100 acciones que conmemoren*

William Niño Araque, un optimista sin remedio, siempre defendió que Caracas era un espléndido laboratorio abierto y una ciudad privilegiada para vivir. En 1993 publicó un artículo en El Diario de Caracas en el cual proponía «cien ideas», propuestas urbanas concretas, como una exigencia para transformar a la ciudad y ponerla en su santo lugar.

Caracas… necesita un abad que la sacralice, un arcángel que la resguarde, un cardenal que la ordene, un monje que la limpie, un jardinero que la pode, un carpintero que la barnice, un conquistador que la descubra, un descubridor que la seduzca, un seductor que la enamore, una pasión que recupere sus heridas, nos la torne pulcra, sagrada hermosa, transitable, virginal y posible, hecha de arquitectura.

La elección de un repertorio de 100 acciones o enunciados conmemoran los eventos de arquitectura que actúan sobre una ciudad ya constituida, altamente densa, con mínimos espacios disponibles y con el único recurso de la desorganización. El reto de este fin de siglo (nuevo siglo) está en construir sobre lo ya construido, en reordenar, soldar, recuperar, coser, sanear y revitalizar lo existente.

Abrir la puerta de Caracas a La Guaira. Definir la ley de protección de la autopista como un preludio paisajístico de cara al Caribe. Ordenar los edificios-puerta que puntualizan el acceso de Catia a la ciudad. Incluir en la normativa una estrategia arquitectónica que rija el crecimiento de la ciudad y que permita la inclusión de tipologías: edificio corredor, edificio esquina, edificio puente, edificio patio.

Mantener como prioridad la culminación del Parque Vargas y la realización de la plaza Quinto Centenario, declararlas piezas centrales de la ciudad de hoy. Eliminar la fea escultura de Bolívar que remata el Parque Vargas. Erradicar el Terminal de Nuevo Circo de La Hoyada y declararlo capítulo cancelado de la historia caraqueña.

Asumir la autopista del este con su inmenso y desplazado potencial paisajístico como símbolo de la ciudad; promover en ella la continuidad de acontecimientos que abran la ciudad con sus puertas hacia el norte, sur, este y oeste.

Recuperar la plaza La Estrella en San Bernardino, valorizar los edificios Titania y Astor.

Implantar siete promenades en una suerte de ley de la calle: 1. plaza Pérez Bonalde, la avenida Sucre, El Calvario; 2. plaza Artigas, San Martín, plaza O’Leary; 3. puente Los Leones, avenida de La Paz, plaza Madariaga; 4. plaza O’Leary, Parque Vargas, Plaza Venezuela; 5. plaza Las Tres Gracias, Paseo Los Ilustres, Los Próceres; 6. Sabana Grande, Chacaíto, Altamira; 7. Parque del Este, Petare.

Utilizar la experiencia de El Silencio como el aporte más significativo de la condición caraqueña; el bloque horizontal y la manzana cerrada alrededor de un patio, que podría reproducirse en otros sectores de la ciudad. Promover la ejecución de monumentos urbanos dedicados a sus grandes promotores: Luis Roche, Manuel Mujica Millán, Carlos Raúl Villanueva, Luis Malaussena y Carlos Guinand Sandoz.

Declarar monumentos los letreros de Savoy, Polar y Coca-Cola en la Plaza Venezuela. Recuperar los puentes Art Deco de Bello Monte y Las Mercedes. Hacer pública la plaza Bicentenario. Caminar cuatro horas semanales (obligación de alcalde). Restaurar el viejo edificio Pan Am de la avenida Urdaneta. Realizar intervenciones a lo largo de la horrible avenida Lecuna y San Agustín del Norte.

Limpiar, reubicar y recuperar el esplendor y axialidad de la India de El Paraíso. Señalar a Petare como una de las puertas de la ciudad, demarcar su acrópolis. Restaurar las torres del Centro Simón Bolívar. Recuperar el agua de las Toninas de Narváez. Restaurar el Hotel Humboldt.

Erradicar, irrevocablemente, la invasión progresiva de buhoneros que contaminan visualmente los principales ejes de la ciudad. Retomar el Museo del Oeste en su condición de terraza-mirador. Transformar las pesadas, atrasadas, bastardas y destructivas ordenanzas que cargaban los burros, por normativas livianas, flexibles, comandadas por virtuosos.

Cuidar el territorio de La Candelaria como un barrio singular. Cuidar y abrir el interés hacia territorios nunca transitados como Gramovén, La Silsa, Los Flores. Asumir La Urbina, Santa Rosalía, San José o Parque Central como paradigmas de experiencias brutales, feas y torpes. Construir el magnífico proyecto de Borges y Pimentel para la Gran Avenida.

Repetir tipológicamente la experiencia del Altolar. Retomar la idea de Alcock para recuperar una serie de sitios en un sistema desplazado a todo lo largo del Guaire. Recuperar la atmósfera caribeña de la ciudad a partir del agua y la arborización. Quitar los estorbos u «obras de arte». Eliminar la contaminación visual que bloquea las aceras. Abrir las perspectivas de la ciudad hacia la montaña. Recuperar sus quebradas y sus calles. Crear ciudad, no extendiendo sus dominios, sino recobrando sus fragmentos olvidados.

Recuperar la calle norte-sur que va del Country Club al Tamanaco. Hacer puentes de comunicación urgentes sobre el Guaire. Liberar el viaducto sobre el Tamanaco como remate visual de la avenida principal de Las Mercedes y desarrollar una pequeña plaza y una fuente en ese espacio confinado. Recuperar El Calvario y el uso cotidiano del Observatorio Cagigal como bienes cotidianos de uso ciudadano. Retornar el agua a todas las fuentes de la ciudad. Como una condición ética y de honor, salvar Las Guaycas en Campo Alegre, como el primer monumento de la modernidad caraqueña… cortar, soldar, coser… poner la ciudad en su santo lugar.

 

 

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Caracas, calidad de educación, altos niveles de ingreso y trabajo*. Marco Negrón

Caracas, calidad de educación, altos niveles de ingreso y trabajo*

Ex-decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, con postgrado en Planificación del Desarrollo Regional y Urbano, y doctor honoris causa. Tenaz intelectual, quien con pertinencia y autoridad ha insistido en el valor de la ciudad como insumo para el desarrollo económico y la importancia del sistema de ciudades en la modernización de Venezuela.

Caracas tiene cualidades notables en su medio físico, por la belleza de su medio natural, su clima, la cercanía al mar. Es un lugar geométrico del continente americano.

La ciudad es un importante valor para el desarrollo del país; de hecho, el principal recurso de desarrollo que tiene un país son sus ciudades. El patrón de ocupación de las ciudades en Venezuela se dio sobre la zona de la costa-montaña y Caracas es la 17ª ciudad en tamaño de América Latina por detrás de varias capitales regionales latinoamericanas, en términos de población. ¿Dónde empieza y dónde termina Caracas? Caracas forma parte de una megarregión de va desde Guatire hasta Puerto Cabello. La megarregión es un continuo urbano definido en términos de producto económico, es decir, por su capacidad económica.

En los años 50, Caracas era la ciudad del futuro. La recuperación de Caracas como ciudad capaz de generar riqueza, como ciudad productiva, es una condición para el desarrollo del país. Caracas debe garantizar una población con niveles de educación de calidad, trabajos dignos e ingresos elevados.

Caracas acepta más población. Los desarrollos de vivienda no deben ser intervenciones puntuales, sino intervenciones de renovación urbanísticas dentro de un plan de la ciudad. Para ello debe haber un norte común independiente de la parcialidad política.

El problema más urgente en Caracas son los barrios, puesto que la mitad de su población vive en ellos. Esta situación no puede prolongarse más. Los habitantes de los barrios se han ganado la ciudadanía a pulso. Hay que evitar la segregación física y cultural, y garantizar que los habitantes de los barrios se conviertan en ciudadanos.

Hay que reconocer el rancho como forma de habitar en Caracas, y hay que romper esa barrera cultural e integrarlos a la ciudad. En los barrios debe haber una acción simultánea de transformación de la infraestructura con acción cultural. En Caracas debe ser posible que el habitante de la ciudad formal vaya al barrio y lo disfrute como un espacio tan digno e interesante como el que se ha habitado normalmente.

Caracas necesita una acción muy audaz para un sistema multimodal de transporte público como el Transmetrópoli, y también racionalizar y modernizar el sistema de transporte, aumentar la movilidad peatonal y ciclística, y regular la motocicleta, reduciendo al mínimo el uso del vehículo privado. El uso del automóvil debe ser limitado, o bien a través de impuestos o bien con restricciones para ingresar a determinadas zonas.

Caracas también ofrece otros recursos extraordinarios: la maravilla del mar Caribe, que habría que limpiarlo. A Caracas hay que verla con el litoral como parte de ella. La Guaira no soporta la invasión del transporte privado. Deber ser posible llegar al puerto, al aeropuerto, a la playa, a la actividad productiva en transporte público.

El espacio público es el lugar de encuentro de toda la ciudad. Sin él es imposible hablar de ciudad. Caracas debe recuperar aceleradamente sus espacios públicos.

Nadie puede discutir la calidad de la recuperación física de Sabana Grande con el proyecto de Pdvsa-La Estancia, pero Sabana Grande perdió su espíritu, y se deben implementar políticas que permitan que se recupere ese espíritu. Sabana Grande tenía un mejor espíritu cuando tenía tráfico vehicular. El comercio migró hacia los centros comerciales y la gente se desplaza sin objetivo. Han desaparecido las librerías, los cafés… Ese espíritu hay que recuperarlo.

La propuesta del concurso de La Carlota plantea una manera distinta de ver y desarrollar la ciudad. La Carlota es un factor que puede dinamizar el proceso de desarrollo y expansión de Caracas, más allá de los límites del parque, entre otras cosas, permeabilizando las comunicaciones norte-sur, dejando que La Carlota sea un tapón dentro de la ciudad.

En Caracas se deben generar unos instrumentos urbanísticos legales, como la recuperación de plusvalía o la de transferencia de derechos, que le permita al dueño de un edificio patrimonial poder compensar la eventual ganancia que tendría la demolición del inmueble para incentivarlo a que lo preserve. Ello podría permitir recuperar patrimonio, recuperar espacio público, espacios no rentables, espacios para actividades educativas o vialidad, sin afectar al propietario negativamente y sin tener un estado manirroto que pague todas esas expropiaciones.

En la ciudad primero hay que atacar el problema del software y luego el hardware, como decía Mokus; es decir, primero el problema de cultura ciudadana y luego el problema físico.

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Ideas para asumir la capitalidad*. Oscar Tenreiro

Ideas para asumir la capitalidad*

El signo de Tenreiro en su vida y obra ha sido la constancia, un puente entre el deseo y la realización. Arquitecto apasionado, incansable, consistente y crítico, ha llenado el vacío de la difusión de ideas de arquitectura con su larga presencia en la prensa sobre temas de arquitectura y la sociedad venezolana. Graduado en la Universidad Central de Venezuela en 1960, fue profesor de Diseño Arquitectónico en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y director del Taller Firminy.

La capitalidad hay que asumirla. Caracas es la capital de Venezuela y como tal debe ser tratada preferentemente. Caracas debe ser una ciudad próspera, en proceso de crecimiento, sin que eso signifique esa mala conciencia que ha arraigado el populismo en relación con Caracas, que lleva a la idea de que lo que se haga en Caracas se deja de hacer en otras ciudades del país. La ciudad necesita que se actúe sobre ella.

 

En relación a las acciones a acomenter para Caracas, es necesario promover una reglamentación urbana para el centro de la ciudad, del damero fundacional, de las manzanas originarias, que permitan a esa zona desarrollarse de manera uniforme y coherente. Los planes parroquiales fueron olvidados y es deseable retomarlos para promover la construcción de la ciudad en términos de volumen, afianzando la manzana como bloque perimetral y de calle-corredor, otorgandole identidad al centro de Caracas.

 

El damero también necesita una estrategia de ganancia de espacio público muy audaz, a través de proyectos urbanos. Peatonalizar implica ganar espacio público, pero también hay que ganarlo de otras formas. La expropiación es un mecanismo que forma parte de un Estado moderno como herramienta fundamental para el desarrollo de la ciudad, tal como fue El Silencio o la avenida Bolívar. Todas las grandes operaciones urbanas que se han hecho en Caracas han requerido expropiación.

 

Debe producirse el rescate de las quebradas —la quebrada Anauco, la quebrada de Catuche en la parte sur— y también resolver la peatonalización del casco central y permitir el acceso automotor de forma controlada, para evitar la contaminación, el caos y el desorden. El tránsito debe segmentarse y plantearse fronteras.

 

Los caraqueños tenemos que financiar el cambio de Caracas. Una ciudad próspera implica inversión privada dinámica, que produzca impuestos para las alcaldías, para que estas tengan capacidad financiera. No es posible seguir pensando que Caracas se va transformar con inversiones a fondo perdido provenientes del Estado central. Los barrios deben dejar de ser objeto de inversiones a fondo perdido. Debe haber una acción sobre las áreas marginales, la ciudad formal debe invadir el barrio, y ello implica que el barrio produzca impuestos.

 

La centralidad es un valor en cualquier ciudad. ¿Qué se debe hacer con la avenida Bolívar? ¿Qué hacer con lo que se hizo? La demolición es un criterio urbano para el mejoramiento y desarrollo coherente de la ciudad.

 

Se deben volver a retomar e impulsar los proyectos de los parques: el Parque del Oeste, el Parque del Norte –en la zona en torno al Panteón Nacional, donde se contempló desarrollar los terrenos de la familia Fleury–, el Parque Naciones Unidas en terrenos ocupados por usos blandos y por el distribuidor la Araña, y por supuesto, el parque La Carlota.

 

El área de El Junquito, que tiene un valor paisajístico y de esparcimiento, debe ser más accesible, al igual que la zona del El Hatillo.

 

Se requiere de un mejoramiento de la capacidad técnica y económica de los municipios que manejen grandes áreas verdes, y que cuenten con un soporte del Estado central.

 

El Guaire debe sanearse y no puede seguir siendo un recolector de desechos. ¿Cuándo se va a sanear el río Guaire? El río Guaire ya no es un río, es un torrente, un lugar de recogida de aguas de lluvia que van a una velocidad muy alta.

 

El gran parque de Caracas, sin financiamiento propio es una utopía. La inversión privada hace ciudad. La Carlota es un espacio público que debe incluir un parque activo, que debe incluir áreas de carácter ritual, cívicas, para grandes concentraciones, construcciones institucionales y que su desarrollo debe ser autofinanciable con base en condiciones urbanas que permitan capitalizar el desarrollo de todo el parque.

 

Las alcaldías deben promover el respeto por la arquitectura y la dignidad de sus edificios. Asimismo, el ciudadano común debe fomentar el mantenimiento y mejoramiento de los edificios y fachadas de la ciudad.

 

Caracas debe estar integrada al litoral central. El deslave abrió una oportunidad para el litoral que no fue aprovechada. Hay que implementar el plan de rescate del litoral y deben construirse servicios de playa de calidad, rescatar el casco de La Guaira, su vialidad, e invertir en los pueblos costeros. Sería ideal promover el transporte masivo desde Caracas hasta los pueblos costeros de Chuspa o La Sabana, retomando la idea del tren a La Guaira que una vez funcionó.

 

Es necesario actuar de una manera sistemática y a 20 años sobre el área de El Tuy, una reserva importante para Caracas que tiene un gran potencial. Es necesario revisar y retomar el Plan de Ciudad Losada.

 

Fuerte Tiuna no tiene utilidad como complejo militar. El uso militar debe salir de allí y esa área con gran potencial debe planificarse para integrarse a la ciudad civil.

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Gobernabilidad democrática de Caracas*. Marta Vallmitjana

Gobernabilidad democrática de Caracas*

Le ex-directora del Instituto de Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela ha hecho del deber —esa necesidad voluntaria— su carta de nobleza. Con férrea determinación Vallmitjana ha investigado sobre los nuevos escenarios para el poder local, planificación urbana y ordenamiento territorial entendiendo la importancia de la cooperación para la gobernabilidad. Ha participado en el documento Avances del Plan Estratégico Caracas Metropolitana 2020** e impulsado innumerables planes urbanos.

Caracas debe ser vista como una unidad, la suma de la costa de Vargas y Caracas, dividida por un gran parque que es el Ávila. Caracas debe tener un plan coordinador, un catálogo de actuaciones, un plan que guíe. El documento Avances del Plan Estratégico. Caracas Metropolitana 2020 define líneas de actuación, donde cobra especial importancia el concepto de Caracas gobernable.

 

La eficacia social de las actuaciones urbanísticas sobre Caracas depende de los marcos institucionales, de unas leyes y normas claras, atractivas y estimuladoras, pero también de una gobernanza eficaz. El término «gobernanza» explora los límites del Estado tratando de desarrollar una visión más amplia sobre la autoridad del este y sobre cómo la ejerce, así como explora las fronteras cambiantes entre el Estado y la sociedad civil. El ámbito de la gobernanza urbana es el de aquellas políticas y decisiones efectivas en las cuales se precisa de la colaboración de varios actores; son políticas que no pueden llevarse a cabo en solitario.

 

La gobernabilidad depende de las estructuras institucionales de gobierno y de la gobernanza, en otras palabras, depende de los mecanismos (gestión relacional) para la integración de la sociedad (múltiples actores) para la toma de decisiones y para la resolución de conflictos. Sin gobernanza, es decir, sin gestión relacional, sin un pacto de gobernabilidad responsable entre actores es muy difícil conseguir la eficacia social de las actuaciones urbanísticas necesarias para Caracas.

 

La experiencia muestra que concebir la planificación urbana como un mecanismo para intentar por mandato, desde la cúspide del poder, la marcha de Caracas solo es parcialmente aplicable a situaciones donde existe escaso desarrollo urbano. Dada la complejidad de la ciudad actual y el amplio desarrollo del proceso de urbanización, intentar aplicar políticas urbanas excesivamente centralizadas conduce al estancamiento y al atraso, o a la irrelevancia de la acción pública de gestión urbana.

 

Es necesaria la distribución de las competencias municipales en dos niveles: el nivel metropolitano, al cual se asignan las competencias locales que a juicio del legislador deben ser ejercidas por el ámbito metropolitano; y las competencias que permanecen en el ámbito de los municipios. La ley que lo cree determinará los recursos que se asignen al ente metropolitano y las competencias correspondientes.

 

La definición de las competencias que corresponden al gobierno metropolitano es una tarea que debe gozar del consenso de los diferentes ámbitos de gobierno involucrados y fundamentarse en estudios sectoriales de carácter técnico y financiero sobre las formas de gestión, fuentes de financiamiento, establecimiento de tarifas y mecanismos de cobro, sobre todo en aquellos servicios de redes (agua, electricidad, etc.) que trascienden el territorio metropolitano.

 

El futuro panorama social de la ciudad debe promover una visión global, participación, deliberación, transparencia, proactividad, colaboración con beneficio mutuo, negociación y trabajo en red. Debe haber un cambio en el arreglo institucional de gobierno que tiene la Alcaldía Metropolitana, y que todas las decisiones que se tomen sean vinculantes para los gobiernos nacional y local, municipal y metropolitano. Planificar, si no es vinculante, no sirve de nada.

 

**El Plan Estratégico sugiere un conjunto de responsabilidades o competencias, tales como ordenamiento urbano, vivienda, diseño de vialidad estructurante, sistema integrado de espacios públicos, catastro, los aspectos tributarios y sobre todo tener voz y voto en cada una de las empresas de servicios públicos de la ciudad. Dentro de sus líneas de actuación destacan:

Caracas accesible y en movimiento. Priorizar la fluidez del tránsito, disminuir los niveles de contaminación, estimular el uso del transporte público y sistemas no motorizados, favorecer los desplazamientos peatonales. Se plantean proyectos para completar y construir vías expresas arteriales, colectores, distribuidores, puentes; se definen estrategias para el transporte público, bicicletas, y estrategias y proyectos para el tema de la gestión, los aspectos legales e institucionales.

Caracas segura e integrada. Líneas estratégicas y proyectos para los espacios públicos, áreas verdes, parques, jardines, plazas, paseos y bulevares. Ejes metropolitanos, equipamientos, mobiliario urbano. Líneas estratégicas y proyectos para la habilitación física de barrios, así como seguridad ciudadana, desarme y prevención.

Caracas ambientalmente sostenible. Gestión de riesgos, gestión integrada de los recursos hídricos, de los residuos y desechos sólidos.

Caracas productiva y emprendedora. Plan de ciencia y tecnología, definición de zonas productivas y los equipamientos respectivos en áreas que así lo requieran.

Caracas ciudadana. Campañas educativas en seguridad vial, conservación de los espacios públicos, celebración de eventos culturales, etc.

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La arquitectura debe aportar a la ciudad*. Walter James Alcock

La arquitectura debe aportar a la ciudad*

Un arquitecto puro. Jimmy Alcock conoció a Mies van der Rohe, Louis Kahn, Eero Saarinen, Charles Eames y es amigo de I. M. Pei. Ha construido edificios notables y se transformó a través de ellos. No creyente en los urbanistas, posee una prolífica, única y destacada obra arquitectónica en Caracas. Su visión de la ciudad es la de un arquitecto cuya obra hace de la relación con el lugar y el espacio sus temas fundamentales.

Caracas es una maravilla como planteamiento de ciudad y tiene infinidad de condiciones para hacerla mejor. Caracas necesita del sentido común. Yo no creo en urbanistas, y hay que recobrar la tradición de las obras públicas bien hechas.

Hay que recobrar la idea de Galia de unir a Caracas a través de un sistema de parques, por el perímetro, utilizando el Ávila, creando un anillo que rodeaba a Caracas. El sistema propuesto por José Miguel Galia rodeaba a Caracas y permitía ir a pie, a caballo o bicicleta, sin tener que atravesar el tráfico.

El túnel de Altamira era una propuesta para vincular a Caracas con un desarrollo del otro lado del Ávila. Ese desarrollo estaba al otro lado del túnel, en Tacagua. El litoral es parte de Caracas, tal y como decía William Niño. Y la recreación de Caracas esta en el litoral central.

Una idea lógica es ligar Caracas con el litoral a través del teleférico. Llegar en vehículo o a pie al parque Los Caobos, caminar por la quebrada y convertir esa quebrada adyacente al Colegio de Ingenieros en un paseo peatonal hasta el teleférico, para poder pasar el día en la playa, en Camurí y poder regresar a Caracas el mismo día.

Es importante rescatar el sistema recreacional del litoral central, encargado por la Gobernación en 1961, que incluía Catia la Mar, Naiguatá y Macuto, por su proximidad (Revista SVA, número 14, nov-dic. 1963). El plan incluía la restauración de las fuentes viejas de Macuto y la siembra intensa para maximizar la sombra. El malecón de Macuto ibadel Hotel Miramar al Hotel Las Quince Letras y se preveía la continuación hacia el Álamo y Punta de Brisas, considerando que cualquier elemento que se colocara iba a ser obstructivo del balneario.

Otra idea importante es rescatar Camurí Chico, porque era la extensión de playa más grande, con una dimensión importante y conectarlo con Macuto, de manera de establecer el conjunto recreacional Macuto-Camurí Chico.

Cuando se llega a La Carlota desde Los Caobos, se abre la perspectiva sobre la ciudad y al fondo Petare, un cerro que la cierra. Dentro de mis ideas está el diseño del paisajismo de la autopista del este, desde el Jardín Botánico hasta Petare.

En relación con el Poliedro, este incluía un proyecto del maestro Soto, que iba a ser el proyecto más importante de Latinoamérica de integración de las artes. En los alrededores del Poliedro, en todo el borde, se propuso una obra que Soto llamaba el «Campo de trigo», con barras de aluminio enterradas en el suelo con base en progresiones.

Con el edificio Pawa yo propuse a la alcaldía unir peatonalmente a través de un paseo arbolado el paseo Las Mercedes con el Centro Ciudad Comercial Tamanaco, utilizando el espacio perdido hacia donde dan edificios de vivienda, embaulando la quebrada de Baruta. Esa es una oportunidad perdida.

Con respecto a la plaza Alfredo Sadel, se planteó conectar peatonalmente desde paseo Las Mercedes hasta la avenida Francisco de Miranda, eliminando todos los retiros en Las Mercedes. Haciendo eso se recobró el espacio público.

La ciudad no debe estar exclusivamente en manos de los promotores; si no, el arquitecto es un arreglo. Caracas está en manos de los alcaldes, quienes definen la fisonomía de la ciudad. En Caracas, si una idea no se construye en tres años, todas las condiciones van a cambiar… y la idea va a cambiar. Hay que emprender las ideas con la mayor rapidez.

Todos los proyectos deben tener la obligación de aportar algo a Caracas. Los arquitectos deben pensar en el problema del sitio y siempre aportar algo a la ciudad o al paisaje. Eso debe ser una regla.

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Respetar el monumento*. Graziano Gasparini

Respetar el monumento*

El arquitecto, pintor, fotógrafo e investigador italiano que llega a Venezuela a finales de 1948, es un apasionado por la restauración e historia de la arquitectura colonial, precolombina, civil, religiosa y militar venezolana y latinoamericana, sobre las cuales ha escrito más de 55 publicaciones. Ha intervenido en la conservación y restauración de importantes obras patromoniales, y fue Premio Nacional de Arquitectura en 1995.

Hay que respetar el monumento: el caraqueño debe sentir el monumento, percibir sus valores, saber escucharlo y conservarlo.

El monumento como patrimonio es muy frágil.

El monumento tangible es sumamente frágil.

Cuanto más antiguo y más valioso, aún más frágil.

Es un bien indefenso ante los terremotos.

Indefenso ante calamidades naturales.

Indefenso ante los estragos devastadores de las guerras.

Indefenso ante los cambios, no siempre acertados de las llamadas reorganizaciones urbanas.

Indefenso ante la asignación de usos inadecuados.

Indefenso ante la ignorancia.

Indefenso ante la especulación.

Indefenso ante el turismo.

Indefenso ante el menosprecio que no valora su significado
y autenticidad.

Indefenso ante la desatención conservadora.

Indefenso ante la cultura adjetivada.

Indefenso ante las decisiones de políticos incompetentes.

Pero el peligro más serio y casi siempre autorizado es la indefensión del monumento ante la intervención del arquitecto sin talento, pero con ínfulas creativas, que lo deforma y degrada con la marca de su mediocridad.

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Rescate de las quebradas, la Zona Rental, espacio público y cultura*. Frank Marcano

Rescate de las quebradas, la Zona Rental, espacio público y cultura*

Conocedor del auge y crecimiento de las ciudades venezolanas, Marcano tiene una larga carrera como docente en la Universidad Central de Venezuela. Con una maestría en la Universidad Simón Bolívar y en Francia, es fundador del Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la UCV, y presidió la Fundación Fondo Andrés Bello.

Caracas debería ser una ciudad donde la educación ciudadana sea el elemento que la caracteriza. La educación ciudadana significa la civilidad.

 

Caracas tiene condiciones geográficas únicas, que imponen una forma de actuar que hay que respetar. Las acciones sobre Caracas han privilegiado aplanar el territorio y eso significa no entenderlo. Debemos basarnos en el espacio geográfico y abandonar esa conversión para poder interpretarla y construir una imagen poderosa. Caracas pertenece al rango de ciudades que están implantadas en una topografía con unas condiciones geográficas y ambientales privilegiadas y sorprendentes, como en Río de Janeiro. Las montañas, el clima, el intenso verde del trópico, la altura, hacen que el verde sea un verde «que casi se puede comer».

 

En Caracas habría que realizar un plan urbano que contemple la genealogía de los árboles y luego ver qué arquitectura se puede hacer entre esos árboles. Reconocer su historia a través de sus árboles.

 

Caracas se ha desarrollado en periodos marcados con una impronta arquitectónica muy importante. No solo la ciudad colonial hay que considerarla, hay arquitectura de pasados más cercanos como la ciudad de los 40, que habría que recuperar. La arquitectura de los 50 y los 60 son valores de esta ciudad. Muchos de los hitos arquitectónicos de la Caracas actual son hitos arquitectónicos de los 50 y los 60.

 

Los planes deben considerar las quebradas. En el valle hay más de 22 quebradas que provienen del norte, y pocas del sur, que abren un sinfín de posibilidades. Tomás Sanabria, por ejemplo, dibujó casi todas las quebradas en los años 50,

casi vírgenes o poco intervenidas. Hoy las quebradas están casi todas socavadas, hundidas, o tapadas. Mejorar la ciudad significaría entonces utilizar las quebradas como espacio público y conectarlos al eje central que es el río Guaire, que debe ser recuperado.

 

Es necesario mejorar el movimiento urbano en Caracas, no solo de autopistas, o de sistemas complejos de distribución o sistemas subterráneos de transporte. Organizarlos alrededor de ejes marcados por la naturaleza, la topografía, la vegetación, para lograr una oferta variada y rica de sistemas de movimiento.

 

Para mejorar la calidad de vida de Caracas, es importante reconocer los cursos del agua como senderos caminables, como espacios de peregrinaje urbanos de recreo y de encuentro. El río Guaire es la arteria principal y allí hay que empezar a estudiar con detenimiento sus posibilidades.

 

Hay proyectos urbanos claves en una ciudad cuyas repercusiones son capaces de modificar su calidad urbana. El proyecto de la Zona Rental de Plaza Venezuela es un proyecto urbano inmobiliario de desarrollo de una gran parcela, que va a ayudar a la solución del nodo de la Plaza Venezuela, donde se propone una gran plaza, la plaza de la ciudadanía: un espacio público de dimensiones importantes que aspiramos sea un sitio de encuentro de referencia para los habitantes de Caracas. Un proyecto urbano compartido por todos y sentido como propio por una gran mayoría.

 

La cultura significa incorporar el espacio público a la educación y que se constituya en elemento conformador de ciudadanía, el uso del espacio de todos. Los proyectos de espacios públicos de la ciudad deberían estar de acuerdo con las cualidades de la población: espacios para la tercera edad, para los niños, para los adultos y todos esos espacios deberían estar armónicamente integrados.

 

Walter Benjamin decía que la utopía, esa idea de construir un futuro, es la única manera de prefigurarlo. Es muy difícil sin una idea, sin utopías, sin futuros deseados, construir la ciudad.

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Lo emergente, lo transitorio, lo causal, lo instantáneo y lo obsolescente como claves para la redefinición de la ciudad*. Alejandro Haiek

Lo emergente, lo transitorio, lo causal, lo instantáneo y lo obsolescente como claves para la redefinición de la ciudad*

Alejandro Haiek Coll concibe la práctica de la arquitectura como un laboratorio de proyecto y fabricación que reúne las disciplinas del diseño para hacer investigación aplicada al desarrollo cultural, social y ambiental. Para él, todo proyecto es una investigación que involucra artefactos, metodologías e instrumentos. Es Arquitecto y Magíster Scientiarum en Diseño Arquitectónico de la Universidad Central de Venezuela.

En las ciudades Latinoamericanas lo informal se desarrolla ininterrumpidamente y ya ha dejado de ser un fenómeno azaroso. Estas primeras décadas de siglo serán fundamentales, específicamente en desarrollar su capacidad para superar lo económico y lo político como factores determinantes y poco efectivos en términos de mejoras prontas y asertivas para los modelos urbanos emergentes y, en hacer trascender a lo humano por encima de lo infraestructural como agente inherente en el desarrollo integral de la ciudad. Las prácticas de organización y participación social se fortalecerán en la medida en que puedan solventar sus problemas a partir de una eficiente economía de recursos.

 

Como un organismo reprogramable Caracas deberá actualizarse por las demandas de sus habitantes. Se comprenderá como una cartografía activa que en tiempo real visibilice las solicitudes individuales y le de relevancia sintonizándolas con las del colectivo. Pero definitivamente no podrá ser resultado de un individuo o de un proceso individual y más bien deberá conectar e involucrar a los demás agentes sociales que componen el sistema y que transferirán conocimientos a través de confrontación y el debate concertado.

 

Así, la arquitectura es solo un soporte para consolidar sistemas de autogestión y desarrollo social, cultural y ambiental. Caracas ya no es más un problema de expertos. Ahora implica la negociación, el consenso, los acuerdos y el entendimiento colectivo. Lo emergente, lo transitorio, lo causal, lo instantáneo y lo obsolescente son ahora tragedias, pero también las claves para la redefinición del urbanismo latinoamericano contemporáneo. Desarrollar estrategias para operar sobre el conflicto y absorber el desastre, estar más cerca del caos que de la estabilidad es nuestro papel.

 

Luce urgente convocar a la agitación ciudadana para promover una política de lo urbano, la identificación y reconfiguración de dinámicas de uso emergentes. La calle, es la clave para la renovación de los tejidos metropolitanos pero también lo es para la redefinición de lo social, a partir del rol colectivo del individuo en la ciudad. La movilidad es una plataforma para sustentar emergentes modos de ocupación informal y habitar en las márgenes de la velocidad. Es una forma de espacio público, efímero, temporario, móvil o transitorio.

 

La lógica de una redefinición de los suelos urbanos, se encuentra recuperando el territorio con categorías como lo multipropósito o lo multiprogramático y emancipando el potencial implícito en las obsolescencias, el abandono o lo no normado. Los residuos urbanos como los intersticios, los vacíos, los umbrales y los limites indeterminados, son los futuros lugares.

 

Se debe estar claro: no hay certidumbres para lo urbano. No podrán perdurar las teorías totalizadoras en vista del dinamismo que imprime su estado cambiante. La recurrencia de sus transformaciones pondrá en crisis cualquier normativa, reglamento o legislación: la ciudad no tendrá jamás reglas sin excepciones; para lo cual deberá trabajar en el diseño de las herramientas o de los instrumentos para evidenciar la demanda social. Lo que sí es cierto es que serán sus habitantes quienes determinarán cada vez más con mayor consistencia las condiciones sobre las cuales desarrollar sus formas de vida o modos de habitar. La administración pública estará obligada a disponer de mecanismos con los cuales relacionarse e interactuar con los ciudadanos y usuarios.

 

La calle urbana debe ser vista como un andén programático múltiple. La calle es la clave para la renovación de los tejidos metropolitanos, pero también lo es para la redefinición de lo social a partir del rol colectivo del individuo en la ciudad. La calle se presenta potencialmente como un territorio para la supervivencia. Es estructura, velocidad y direccionalidad. En ella subyace el tránsito inconsciente en el que el encuentro y lo eventual son frecuentes, pero esencialmente, como cualquier otro suelo urbano: es reprogramable. Respondiendo anticipadamente a las dinámicas y potencialidades latentes. Las disciplinas deberán amplificarse resituando epistemológicamente sus contenidos fundacionales. Se unirán progresivamente un mayor número de campos de estudio a la construcción de la ciudad entendiéndola como proyecto colectivo.

 

El territorio, dibujado a múltiples manos, será configurado y desfigurado, desconfigurado y reconfigurado. La secuencia de los acontecimientos conformará urbanismos instantáneos y escenarios emergentes en periodos de transición. La reprogramación del suelo urbano, la reanimación y la reactivación de territorios, desarrollarán las intervenciones preparatorias y el patrón o gen que anticipará o conducirá futuras ocupaciones. Terrenos, áreas, espacios o ambientes vacantes formaran parte de la coreografía logística que amplificará las dinámicas del lugar.

 

Será importante mantener constantemente una mirada crítica y analítica al ambiente construido y a la reprogramación de los suelos: Caracas ya no vista como una colección de objetos sino mas bien entendida desde sus recursos: humanos, ambientales, geográficos, tecnológicos, culturales, artísticos o asistenciales.

 

En esta próxima década todo esto acontecerá sin la renuncia a un mejor proyecto de ciudad o sin la negación implícita a un futuro mejor. Caracas no dejara de ser un texto provocador y pretexto para la indagación: si no inducirá al desorden, por lo menos a la agitación. Por último, al menos, la calle todavía es nuestra.

 

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La mirada del viajero*. Pedro García del Barrio

La mirada del viajero*

García del Barrio reivindica el viaje. Una mezcla de visiones contadas o vividas, aprendidas por unos ojos desprejuiciados, infantiles, optimistas, amantes de la ciudad que es y de la que uno mismo desea creer que es. La mirada del viajero como la del personaje del principio de relatividad de Galileo: el mejor colocado para comprender un sistema debe situarse fuera de él.

_CCS, ciudad global

El mundo es un archipiélago urbano, un mundo de ciudades. Así lo entendemos y con ese apoyo lo proyectamos. En términos de gobernanza, parece que las soluciones globales estarían en el ámbito local. Siendo, pues, la ciudad la unidad mínima individualizable de ese archipiélago global, podríamos decir que a cada único cuerpo le corresponde un único cerebro, un único órgano donde se piensa, delibera, decide, gobierna y gestiona la ciudad.

 

_CCS, ciudad caribeña

Ciudad capital de un país de tierra y de un país de agua. CCS es la capital de Venezuela, lo sabíamos, es una responsabilidad antes que un privilegio. La mayor acumulación de saberes y capacidad de acción debe traducirse en la propuesta de sistemas de proyección, metodologías de gestión y sostenimiento de la ciudad de aplicación en otros lugares. Interesa poner de evidencia la condición caribeña de CCS, la pertenencia de CCS a una región de nombre y trascendencia global, el Caribe. En un mundo donde las fronteras estatales se diluyen, donde se reivindica la certidumbre de las diferencias naturales y geográficas, por un lado, y el protagonismo de las ciudades como el lugar de las sociedades democráticas avanzadas, CCS tiene un papel a futuro que sería ejercer el liderazgo en ese país de agua que es el Caribe. Fundir Caribe y Venezuela en un concepto unido que atraiga un renovado interés del resto del mundo.

 

_CCS, ciudad región

Tenemos delante de nuestros ojos una ciudad cotidiana que se comporta como una metrópoli lineal, tal vez no aún, no para todos resulte probable, pero en el territorio del espacio tiempo al que ya llegamos nos espera una continua experiencia urbana con flujos de mayor o menor intensidad que se posa sobre el territorio con la forma y la función de un corredor que integra Maracaibo con Barquisimeto, la conurbación Valencia-Maracay que llega a la costa en Puerto Cabello con el oeste de Caracas y al este tocando de nuevo el mar en Barcelona, Cumaná, Carúpano. Un bulevar del mar al mar, pasando por el valle del Guaire. Servido por un tren metropolitano de alta velocidad que nos llevará desde CCS a cualquiera de sus extremos en 90 minutos. CCS medirá 180 minutos.

 

_CCS, movilidad del sosiego

Desde la escala de la metrópoli lineal, a la urbana de CCS redefinida, el juicio personal que tengamos de la calidad de nuestra movilidad es el juicio que tendremos de nuestra ciudad, de nuestro entorno vital. Las ciudades han dejado de ser espacios fotográficos para ser escenarios cinematográficos; sus actores, sus habitantes, se mueven y esta condición es hoy la característica más evidente del ciudadano. CCS desea para su inmediato futuro una movilidad del sosiego, unos servicios comunitarios que permitan al ciudadano abandonar el suplicio del transporte individual, insostenible, caótico.

 

_CCS, el agua formula la ciudad

Los cauces de agua son el ADN de cada ciudad, el agua modela el territorio, le da forma y le da la fórmula para su desarrollo y sostenimiento. La ciudad ha sido un artificio defensivo, frente a la naturaleza inabarcable, peligrosa, la idea construía la civitas. Hoy el escenario antrópico es completo, la naturaleza es paisaje urbano y su forma es la del espacio público. En CCS sus cauces, sus quebradas alimentando el Guaire, o llevándonos al mar, definitiva y cotidianamente, son un recurso que permite pensar en una red dinámica, para estar y pasar, para gozar y recorrer la ciudad. Las metro-quebradas nos ofrecerán, más pronto que tarde, una nueva movilidad del sosiego. Nos llevarán al mar, sumarán la costa a la ciudad y ya siempre CCS será de dos aguas.

 

_CCS, ciudad prevista

La ciudad proyectada, prevista, idealizada, la ciudad de los planos y los planes en CCS son varias, son muchas, siempre distintas en busca de la novedad, pero iguales en sus objetivos. La industria inmobiliaria genera modelos distintos para clientes consumidores diversos, pero igual que la ciudad topográfica no procura felicidad. Resuelve el habitar, pero olvida el convivir. Estas ciudades o ciudadelas deben diluir sus límites y compartirlos, para con ellos construir espacios públicos de relación. Espacios públicos equipados, pues la convivencia, el ejercicio de ciudadanía necesita de herramientas que lo hagan posible. Los edificios y espacios públicos construyen ciudad; si faltan, la ciudad solo es un cobijo un refugio.

 

_CCS, ciudad encontrada

La ciudad topográfica, la ciudad fractal, crece, trepa, sin plano sin planes, como el coral por agrupación de iguales. Esa ciudad a la que no me gusta llamar informal, tiene en sus genes la excelencia, basta cuidar sus interiores y sus exteriores, esto es mejorar los servicios familiares y vecinales. Como en el caso de la ciudad prevista habrá que dotarla de la necesaria especialización y jerarquización que define el tejido urbano útil a sus habitantes

 

_CCS, el espacio-tiempo público

El tiempo pasa y las cosas nos pasan. En la ciudad vivimos al ritmo que la ciudad nos ofrece. La medida de la ciudad es el tiempo. La experiencia de la ciudad es la suma de cuantos temporales, el tiempo del desplazamiento, el del trabajo, el de la comida, el del ocio, el del sueño, el de los sueños. Por eso podemos decir que CCS será desde Maracaibo a Carúpano una ciudad que mide 180°.

En esa CCS de mañana el tiempo debería ser un servicio público, igual que hoy el espacio público es un servicio al común. Los planes de futuro deberán ser mapas de tiempo que optimicen la calidad de ese recurso redefinido, los instrumentos de realidad virtual serán la nueva interfaz, nos ayudarán a definir paisajes, escenarios personalizados en un espacio-tiempo compartido.

 

_CCS, las infraestructuras

Caracas será otra, nueva, Babilonia. Jardines colgantes tendremos sostenidos en sus monumentales infraestructuras. La CCS sostenible, que habrá abandonado la movilidad del caos, se nutre de naturaleza artificialmente recuperada, las autopistas transformadas en parques dinámicos, equipados, útiles, arriba y abajo. Junto con las metro-quebradas sumarán futuros cauces de ciudadanía.

 

_CCS, sus habitantes

Ccsñas, ccsños, ¿quiénes son? Una ciudad abierta y cosmopolita cuenta entre sus vecinos a todo el que la vive, mucho o poco tiempo, desde hace mucho o poco. CCS debe esmerarse en ser una ciudad amable. CCS ciudad abierta, será un proyecto colectivo de quienes son como les gustaría ser, porque en definitiva lo único importante de una ciudad son sus gentes, lo único que acumula valor son sus trayectorias vitales.

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