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La Torre Europa representó un significativo avance en el campo de innovación tecnológica y una notable respuesta en términos formales y urbanos a la ciudad. Desarrollado en un lote de 4.000 m2 con una aguda esquina sobre la avenida Francisco de Miranda, el edificio es el resultado del uso de la perspectiva como sistema de prefiguración. Gómez de Llarena proyecta junto a Fuentes esta tipología edificatoria que posteriormente repetirá como fórmula. En él desarrolla aspectos innovadores como el uso de una macroestructura con losas dispuestas cada dos pisos y membranas en los niveles intermedios; la modulación interior de los elementos para flexibilizar las plantas tipo; propone la separación del núcleo de escaleras de escape como volumen autónomo (adelantándose a la normativa de su tiempo) y plantea un novedoso sistema de fachada autoportante y aislante con ventanas Curtain Wall. La eficiencia en la organización horizontal y vertical de su programa refuerza la disposición de los núcleos de circulación vertical en los extremos para otorgar flexibilidad a la planta tipo y utilizar el techo como área habitable. El volumen deja un espacio público que se introduce en el edificio y gestiona su relación con la calle, a través de un cuerpo bajo comercial que le otorga una menor escala. Galardonada con el Premio Nacional de Arquitectura (VI Bienal de Arquitectura, 1976), la torre marcó un nuevo standart por su calidad arquitectónica en la avenida Francisco de Miranda, y hoy permanece como una referencia por su factura constructiva y su acertado planteamiento volumétrico que refuerzan su fuerte imagen empresarial. IGV
