IGV
Vegas y Galia Arquitectos Asociados produjo, en su brillante trayectoria profesional, esta pequeña joya arquitectónica moderna. Entre 1951 y 1958, la prestigiosa oficina había desarrollado edificios de mediana escala, como el Banco Mercantil en Sabana Grande (1954), o el Tabaré en San Bernardino (1955). La sede bancaria construida en un lote de 800 metros cuadrados entre medianeras, muestra la preocupación diseño de la protección solar y un cuidadoso manejo de la escala urbana. Compuesta por un cuerpo bajo de cuatro plantas (sector bancario) y uno alto de seis plantas (inicialmente destinado a áreas rentales), el edificio se caracteriza por su relación con la calle, a través de un patio inglés: un espacio de transición cubierto por una losa plana que muestra limpios arcos rebajados en su parte inferior, y permite acceder desde este medio nivel hacia arriba o hacia abajo por escaleras o rampas. El techo de acceso actúa como una gran marquesina soportada por columnas metálicas compuestas, acompañadas por detalles en bronce, como los bajantes de agua de lluvia y las barandas. El núcleo de circulación se ubica a un lado, lo que permite una planta asimétrica, en la cual destaca la escalera en forma de herradura. El cuidadoso trabajo de los detalles, el uso de materiales nobles y los jardines interiores para ventilar e iluminar, contribuyen a la calidad de esta pieza maestra de los cincuenta. En 1994, con la quiebra del Banco Metropolitano, asociado al grupo Confinanzas, el edificio fue adquirido por Bancaribe. IGV
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