Ubicada en una de las colinas de la antigua Hacienda San Diego, propiedad de Los Ibarra, dedicada al cultivo de la caña de azúcar y la destilación de ron y aguardiente, esta modesta construcción ha tenido un destacado papel en la historia. La Casona fue lugar de paso del barón de Humboldt en 1799. Allí se alojó Bolívar en su última visita a la ciudad, y redactó, junto a José María Vargas, el decreto para la fundación de la Universidad Central de Venezuela en 1827, que funcionaría en el Convento de San Francisco, en el centro de Caracas, sin sospechar que cien años después se trasladaría a estos terrenos. En 1943, Medina Angarita compra la hacienda con el propósito de edificar la nueva universidad, conservando la casa, declarada Monumento Histórico Nacional en 1970. Construida con el sistema de tapia o tierra pisada, de gruesos muros y acabados de cal blanca y techos de caña amarga recubiertos con tejas de arcilla, ha sufrido modificaciones a lo largo del tiempo, mas preserva su concepción original. Conformada por dos patios de distintas jerarquías (uno destinado a las aéreas domésticas, y otro mayor para almacenaje) y un corredor perimetral, típico de las antiguas casas de hacienda, representa la esencia de la arquitectura colonial criolla, cuyos valores fueron reinterpretados por Villanueva en su obra, en particular en la Ciudad Universitaria. La torre del trapiche se preserva como testimonio del pasado. Esta pieza colonial alberga hoy los planos y documentos originales del proyecto de la Ciudad Universitaria. SM