YPM
La Facultad de Farmacia, quizás la más sencilla de las torres del campus, adopta una organización simétrica poco habitual en el resto de las edificaciones. El acceso, desplazado al área oeste, fuera de la torre, se conecta con la red de corredores cubiertos al norte, estableciendo una continuidad entre el interior y el exterior. Adentro, los espacios se organizan a lo largo de un corredor central, bordeado por las aulas, en un esquema de doble crujía, rematado en los extremos por las escaleras de emergencia. El centro del corredor lo ocupa el núcleo de circulación vertical, separando la planta y la fachada sur. La integración con los jardines, no obstante, es distinta: las áreas verdes quedan claramente separadas de la edificación. Las proporciones del volumen, de ocho plantas, crean un potente efecto de masa que, a pesar de su contundencia, es contrarrestado por el uso de brise-soleil verticales que cubren toda la altura del edificio, otorgándole un aspecto de templo, a la vez clásico y moderno, parco y sobrio, que contrasta con la vecina Facultad de Odontología. Toda la estructura está realizada en concreto a la vista, con acabados exteriores en mosaico vítreo en tonos de gris, diseño del artista Mateo Manaure (1926), que, sumado a los variados juegos de sombra que producen los parasoles, crean, sobre la fachada, un efecto cinético. El auditorio, ubicado al oeste, severo y totalmente hermético, está ejecutado en concreto a la vista, y cierra la composición de la planta baja. SM