Zonas de Caracas

Caracas 

a través de sus planos

Plano de Caracas y sus alrededores, 1941. Edición librería Caracas, R.N. Ríos y Cía. Edition.HC-49

Nuevos urbanismos, nuevas urbanizaciones

En el plano de 1941, «Caracas y sus alrededores», observamos una colección de nuevos urbanismos expresados exclusivamente con base en su vialidad: Los Chorros, La Castellana, Altamira, Los Palos Grandes, plaza Morelos, Los Chaguaramos, San Agustín, Ciudad Universitaria, Los Caobos, El Paraíso, Las Mercedes, Nueva Caracas, San Bernardino. Esta proliferación de formas tiene varias implicaciones. Primero, una definitiva celebración de la forma urbana única, autónoma; y en segundo lugar, la confirmación de que la vialidad será la que va a determinar las formas urbanas. Podemos también decir que la historia de la trama original de la ciudad ha sido definitivamente abandonada, para dar paso a un urbanismo que tendrá más relación con nuestra geografía que con nuestra historia.

Estas nuevas propuestas de nuevas urbanizaciones se trazan con algunos ejes de simetría y algunos principios de composición. En las próximas décadas este deseo de plantear un urbanismo con valores formales se perderá y solo prevalecerá el deseo de urbanizar con eficiencia mercantil.

El aislamiento, propuesto por estas urbanizaciones como estrategia de crecimiento, produce un ordenamiento de la periferia sobre la base de la disgregación, confirmando lo que el plano de 1934 auguraba. En la ocupación del este del valle se ha consolidado una visión opuesta a la que había predominado por varios siglos. Desde sus inicios la América hispana subordinaba el campo a la ciudad, mientras la América inglesa había concebido a la ciudad como un centro de acopio y distribución para el campo. A mediados del siglo XX la visión protestante de la noble y sana campiña, que generó el mito de la «pequeña casa de la pradera», comenzó a predominar sobre la visión católica de la ciudad sacra rodeada de una naturaleza profana, versión esta que había generado el damero y la casa de patio.

El modelo de la quinta aislada unida a la ciudad por el automóvil se convierte en la meta del ciudadano con mayores recursos. Si antes la casa del damero implicaba un anhelo de lo urbano, la quinta unifamiliar, semilla de nuestro nuevo urbanismo, contiene orgullosa el germen del rechazo a la ciudad, de su desconcierto e incertidumbre. La casa de los nietos comienza a ser radicalmente distinta a la de los abuelos.

La reurbanización de El Silencio

Paralelo a este fenómeno va a comenzar una reforma urbana con la misma fuerza y visión política que había propuesto Guzmán Blanco. Especialmente en tiempos de Isaías Medina se plantean proyectos con una visión renovadora, intervenciones que cambiarían el sentido de la ciudad. El ejemplo más notorio es la reurbanización de El Silencio, concluida en 1945, un conjunto de viviendas multifamiliares y de comercios organizados en cuadras de fachada continua. Este desarrollo viene a ser la contrapartida de las urbanizaciones de quintas al este de la ciudad. Estas edificaciones de El Silencio se adaptan a la trama urbana de la ciudad tradicional, presentan grandes arcadas en su perímetro y dejan un gran patio común en el centro. Villanueva logra adaptar el tejido de la trama de nuestra más importante herencia urbana a las propuestas de la ciudad moderna. Esta dirección se abandona justo cuando se logra uno de los ejemplos más notables en la historia del urbanismo caraqueño.3 FV/IGV

NOTAS

 3 Texto con la colaboración de Nancy Dembo y José Rosas Vera.