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Ricardo Razetti presenta su última representación de la ciudad. La urbanización Nueva Caracas aparece con un subtítulo que no era usual encontrar en estos planos («en construcción»). Su extensión equivale a 80 de las cuadras del centro tradicional. Por su escala y novedad es, proporcionalmente, la intervención más importante en la historia de Caracas. Viene a constituir un modelo de ciudad satélite, pues se encontraba separada del casco central por el largo brazo que partía hacia la Guaira y destinada para la clase obrera, una especificidad que difiere de la multifuncionalidad de la trama colonial. Comenzaban a manifestarse criterios de zonificación y desintegración. Nueva Caracas será la entrada al gran valle desde el mar y tendrá la multiplicidad y la vitalidad de un puerto enclavado en la montaña. Allí encontraron sitio los emigrantes que llegaron antes y después de la guerra.
El plano muestra al Parque Los Caobos, sucesor de El Calvario. La trama caraqueña acaba de ir más allá de uno de sus límites históricos, el del este, bien marcado por la quebrada de Anauco. Este parque va a favorecer una nueva fórmula en el desarrollo urbano: ahora el crecimiento no se dará por cuadras alrededor de plazas, sino urbanizaciones alrededor de parques.
San Agustín del Norte se plantea como una interesante modificación en la expansión de la retícula originaria, al proponer dividir la cuadra tradicional en cuatro cuadras más pequeñas. Esta propuesta da continuidad a las calles ya existentes y no se interrumpe la uniformidad del tejido. Se plantean, no obstante, algunos cambios importantes, pues habrá un énfasis en el uso de vivienda y el automóvil. Nótese la foto que ilustra el que hay espacio en las nuevas calles hasta para cinco automóviles. Es el preámbulo a un crecimiento urbano que estará dominado por la quinta y los carros (dos planos de 1930 están dedicados exclusivamente a señalar el flechado de las calles y el nombre de las esquinas, dando fe de una ciudad dominada por la red vial).
Los planos de Razetti, señala también Padrón en el citado ensayo, anticipan el crecimiento de la ciudad al dibujar «el trazado de las primeras urbanizaciones hacia el este de la ciudad antes de que se realizaran». Razetti debe haber intervenido en la propuesta de San Agustín construida por Luis Roche y Juan Bernardo Arismendi, y la incluye en un plano de 1911 cuando en realidad se construye unos diez años más tarde.
En un plano propagandístico de 1928 se promueve a San Agustín del Norte por su centralidad; aún el estar cerca de la plaza Bolívar conservaba un valor importante. También se alaba la modernidad de estas casas con una «apariencia» moderna que celebra un eclecticismo que va del estilo mudéjar al Art Nouveau y evita la continuidad en las fachadas, lo que revela el deseo subyacente de vivir en quintas semejantes a las de El Paraíso.
El éxito de los promotores privados lleva al Banco Obrero a crear una segunda versión más modesta al sur del Guaire: San Agustín del Sur. De nuevo tenemos una trama, pero esta vez más adaptada a la geografía, con forma y orientación propia, autónoma y morfológicamente desligada del resto de la ciudad.
En un borde del plano de 1929 se encuentra un pequeño mapa titulado: Caracas, las parroquias foráneas. Recuerda al de 1578 con la superposición de un plano de la ciudad sobre un mapa de la región central, incluyendo las montañas y la costa, y, por supuesto, al del propio Razetti de 1896.
En esta nueva versión Razetti nos presenta con mayor detalle el sistema de Caracas y sus pueblos vecinos, aquellos que a lo largo del siglo XX van a ser englobados por la metrópoli, muchos de ellos basados también en dameros: Chacao, Petare, Antímano, El Valle, La Vega, Baruta, El Hatillo, Los Teques al sur. Al norte y sobre la costa están Maiquetía, La Guaira, Macuto y Caraballeda.
Un caso aparte es la urbanización campestre Los Chorros. Ya tenía tiempo funcionando este urbanismo similar a El Paraíso, pero en este caso concebido, al menos inicialmente, como sede para una segunda vivienda por lo alejado de la ciudad.
En relación con la nomenclatura, ya en 1911 Razetti había elaborado un plano acompañado de una comunicación de 1910 al Consejo Municipal donde explica su propósito: «Los actuales linderos de las parroquias son los mismos de cuando la ciudad, escasa en población, estaba naturalmente dividida por quebradas que la atraviesan… Hoy las construcciones cubren gran parte de las quebradas y estos linderos ya no son visibles ni precisos»; por lo tanto, hace falta una nueva «demarcación de las líneas limítrofes mediante las avenidas y calles». Tenía razón Razetti, pero lamentablemente no se estaba evaluando la pérdida del recurso natural que ofrecía el sistema de quebradas que integraban la montaña al río Guaire. Esa red natural, que precede a la fundación de la ciudad y ha podido conformar un sistema de parques y de identificación de las diferentes parroquias, comenzaba a borrarse definitivamente.
El problema más grave no era la ausencia de límites legibles y funcionales entre las parroquias, sino el hecho de que estas ya no serían más la manera de dividir y definir la estructura de la ciudad. En este último plano que Razetti realiza en 1929 vemos que se señalan ocho parroquias, pero también hay desarrollos que no pertenecen ni dan continuidad a esta tradición, como la urbanización de El Paraíso, el llamado «Estado» Sarría, la citada Nueva Caracas, en plena construcción, o asentamientos más informales como El Guarataro. La ciudad va a enfrentar un período de franca expansión sin un sistema de organización espacial y de criterio para determinar sus partes, y va a carecer desde entonces de una nomenclatura común que le dé un sentido de unidad, coherencia y organización. FV/IGV
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