YPM
El Museo de Bellas Artes, proyectado por Villanueva en 1935, exigiría, en los sesenta, de nuevos espacios. De allí surgiría la idea de un nuevo volumen, conectado al viejo museo y vinculado al parque Los Caobos. El proyecto plantea tres áreas diferenciadas: las salas de exposición, la zona destinada a servicios generales y depósitos, y la circulación. La zona administrativa y las rampas de circulación son la bisagra de conexión. La estructura de pórticos contrasta con las acrobacias de ingeniería que exigirían las salas de exposición: el arte contemporáneo requería de amplios espacios. El volumen de las salas es de planta cuadrada y se inserta en una retícula de tres metros por tres, alcanzando luces de 21 por 21 metros, con volados de hasta cuatro metros y medio. La envolvente que delimita esta zona está conformada por una estructura, de desafiante aspecto brutalista, con paredes portantes que suplen los cuatro niveles de la edificación. Las losas de entrepiso fueron resueltas a partir de una organización tridimensional de concreto postensado, pensada por los ingenieros Waclaw Zalewski y José Adolfo Peña. A partir de la racionalidad de la retícula, se optó por la prefabricación de la estructura tridimensional, cuyos componentes se integran a través del tensado en dos direcciones. Aún cuando el proyecto es de 1966, su construcción no se concretó sino hasta 1972, y el proceso, que involucró interesantes innovaciones tecnológicas, duró sólo seis meses. Ésta fue de las últimas obras de Villanueva, quien falleció en 1975. ND