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En los antiguos terrenos de la Hacienda Santa Ana se funda en 1783 La Floresta. La propiedad, perteneciente a don Francisco Domínguez, colindaba al norte con el Camino Real de Petare (hoy avenida Francisco de Miranda), al oeste con la quebrada Seca, al sur con el río Guaire y al este con la quebrada Sebucán. Allí se inicia la producción del café en Caracas, a la par con las vecinas Haciendas Blandín y San Felipe. Dedicada a la actividad cafetalera, en 1915 la propiedad fue adquirida por la familia Sosa, en cuyas manos permaneció por décadas. En 1988, la antigua casona fue restaurada por PDVSA bajo la dirección de Paolini, para reconvertirla en centro para la promoción y difusión del diseño gráfico, el diseño industrial y la fotografía. Inserta en tres hectáreas de jardines de exhuberante vegetación con más de 120 especies botánicas, el proyecto de recuperación, conservación e intervención valora la arquitectura en una aproximación contempo-ránea que combina restos originales restaurados (en algunos pilares se observa el original color rojo del almagre, mezcla de tinturas con sangre de toro), con elementos nuevos. La restaurada casona exhibe corredores, patios interiores, habita-ciones, el patio de caballerizas, la cocina, el almacén de granos, el salón de la trilla junto a un paisajismo con grandes árboles centenarios. El objetivo didáctico del centro cultural, un verdadero oasis en la capital, fue modificado para trans-formarse en un lugar de difusión del acervo cultural y las tradiciones venezolanas, que permanece administrado por la estatal petrolera, PDVSA La Estancia. IGV
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