Zonas de Caracas

EP-22

Al igual que el trapiche, la casa de la hacienda había adquirido una personalidad propia en las últimas décadas del siglo XVIII. Ubicada a medio camino entre el cruce del río y el pueblo de La Vega, situado al pie de las colinas del sur, la casa de la hacienda era parte integral de una región. Se había definido sobre un área propia, con una serie de particiones, separadas por paredes y columnas, las cuales sostenían amplios techos y al mismo tiempo dejaban cada tanto suficientes puertas y ventanas, o aperturas, en este caso, el muro de tapia, con portones y contrafuertes, que dan acceso al trapiche y a la casa. El espacio se dividió para lograr una adecuada convivencia del trabajo y el descanso. La primera división es en dos grandes mitades. La mitad hacia el este está formada por la “manguera” y el trapiche. La “manguera” es un espacio lleno de árboles que fue primero huerto de la hacienda. El trapiche es un vacío rodeado de columnas rojas y altos edificios: el salón de ingenio, el torreón, la sala de pailas y otros cuartos. En la otra mitad del gran rectángulo están la casa y sus jardines. El paisajista Roberto Burle-Marx, una vez invitado a trabajar en estos jardines, aseguró que la mejor de las intervenciones posibles en el jardín era sencillamente contemplarlo, dejarlo como estaba. El paseo por el jardín permite divisar la casa con sus veinticuatro columnas: diez al este mirando a la “manguera” y el resto al norte mirando a los jardines. Sus extensas tierras dieron origen a Vista Alegre, Colinas de Vista Alegre, La Paz, Bella Vista, Montalbán y la zona industrial de La Yaguara. FV/IGV