Zonas de Caracas

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El Parque del Este fue una oportunidad para extender la estructura urbana de Caracas, que permitió desarrollar modernas operaciones de arquitectura del paisaje a escala de la ciudad en la segunda mitad del siglo XX. El parque considera una visión paisajística adscrita al ordenamiento de la ciudad y a su escala metropolitana, que apuesta por dotar a la ciudad de nuevos proyectos urbanos, en consonancia con la estrategia de desarrollo establecida en el Plano Regulador de Caracas de 1951. El área de 87 hectáreas, colindante con la urbanización La Floresta, es un espacio abierto orientado al esparcimiento y recreación, propuesto para la construcción de un parque público, que se consolida al ser considerado para la Exposición Internacional de Caracas (1956), en un área de 170 hectáreas, que incluía hacia el sur los terrenos de la actual Base Aérea de La Carlota, y donde se expondría una muestra del desarrollo de la ingeniería e industria del petróleo, de la flora y fauna del país. La caída de Pérez Jiménez detuvo la Exposición de Caracas de 1960, y su consolidación como parque público. Sin embargo, el tema de diseño de la flora y fauna, como marco para mostrar el desarrollo industrial de Venezuela, era una manera de articular lugar y cultura, y una significativa ocasión para armonizar la impronta modernizadora de las reformas urbanas y la pérdida de la tradición, a causa del modelo desarrollista impulsado por el Estado. Su diseño, adscrito a la arquitectura moderna, tenía como referencia las casas coloniales y de hacienda, donde el tratamiento de los exteriores con jardines y patios delimitados por muros, y los grandes espacios, estaban ocupados por masas arbóreas y zonas con flora autóctona como parte del paisajismo. El parque se configura a partir del manejo y la modificación de la topografía: delimitado al norte por la avenida Francisco de Miranda, al sur por la autopista Francisco Fajardo, y al este por el distribuidor Santa Cecilia, el parque modifica una pendiente en sentido norte-sur, generando un interior que se funde con el Ávila, eludiendo las edificaciones y urbanismo circundante. Estacionamientos, cercanos a los enlaces viales, determinaron el uso peatonal del recinto. El acceso norte (avenida Francisco de Miranda), en las cotas altas del terreno, crea un ingreso con escalinatas y visuales despejadas, donde se disponen el pórtico de acceso, la plaza mayor, los patios, el restaurante y la concha acústica. Fuera de esta área, se organizan amplias zonas planas de grama rodeadas de vegetación para actividades lúdicas; áreas de bosque para actividades recreacionales (picnic, juegos infantiles, ejercicios y contemplación) y espacios didácticos (Planetarium, el jardín xerofítico y el umbráculo), y finalmente hacia la zona central, el bosque, con la muestra de fauna y una secuencia de lagos, que concluye hacia el sur con un gran lago destinado a la recreación. El conjunto paisajístico está en buena medida determinado por el agua, comenzando por el acceso, siguiendo con la zona de plantas acuáticas en los lagos al norte, y fuera del bosque en un lago de uso masivo. Las diferentes zonas están articuladas por un conjunto de senderos de trazados sinuosos y circulares, que permiten disfrutar de distintos ámbitos paisajísticos y grados de publicidad. JRV