Zonas de Caracas

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Quizás una de las actividades comerciales que más se ha perpetuado en la memo-ria de las ciudades es el mercado. La obra de Manrique y Tamayo, que forma parte de la primera etapa de un proyecto de rehabilitación de la zona, que incluye la construcción de la gran plaza José Solano y Bote (en honor al administrador colo-nial español), así como un edificio para el centro cívico, sustituyó el antiguo mer-cado, un conjunto de tarantines informales que funcionó por mas de cuatro déca-das. El volumen del mercado se compone de dos prismas verticales, intersectados con un volumen de planta rectangular que ocupa una manzana. Su hermética apariencia exterior, un volumen sólido revestido de ladrillos, sorprende al inte-rior, donde un gran atrio iluminado cenitalmente por medio de estructuras en vidriadas piramidales relacionan espacialmente todos los niveles. La estructura está soportada por columnas en concreto de veinte metros de altura, que cubren el patio de trabajo y permiten visualizar la dinámica del mercado. Su programa estratificó las mercancías según rubros, forma de transporte, peso, caducidad y forma de venta, optimizando el espacio para un mejor servicio. La terraza, en el último nivel, ofrece una vista privilegiada de la ciudad y del Ávila. El edificio posee locales comerciales hacia la calle, acorde con la tipología del casco de Cha-cao. La fachada revestida de ladrillos ventila el interior a través de calados. Un gran alero en el techo cubre el volumen, aroja sombra y se replica en elementos horizontales sucesivos que protegen de la insolación. El digno edificio, que vive hacia el interior, es un polo de atracción permanente que representa de la calidad de la arquitectura pública desarrolla en el municipio. IGV