Zonas de Caracas

IGV-1

Con una vista privilegiada al mar, frente a un exuberante y bucólico jardín tropical de 10.000 m2, esta obra es ejemplo de la adaptación de la arquitectura al trópico. En un terreno en el sanador clima de playa de Caraballeda, la Fundación Planchart escoge a Gómez de Llarena y Sanz (quienes posteriormente serian galardonados con premios nacionales de arquitectura) para que diseñen esta residencia destinada para la tercera edad. Un cuerpo unitario lineal, largo y estrecho (95 m de largo por 12 m de ancho), de siete pisos, posado sobre la falda de la cordillera de la costa, acompañando sinuosamente la cota topográfica. Concebido como un mirador hacia el litoral, su estructura se compone de pantallas dispuestas para generar una doble crujía, en cuyos volados se desarrollan largos corredores y balcones. Las 75 austeras habitaciones se plantean como pequeñas células sucesivas. El dinamismo y la horizontalidad del bloque se acentúan con los balcones continuos, y las barandas de pletinas de aluminio que recorren toda la fachada, forman parte integral del volumen y desmaterializan su forma. La luz y la temperatura se controlan a través de romanillas, ventanas de madera y vidrio, celosías y espacios intermedios. La capilla, pequeña e íntima, de planta circular, se ilumina cenitalmente con los coloridos vitrales de Alejandro Otero (1921-1990), colocados en la cubierta en forma de cruz, soportada por cuatro pares de columnas cilíndricas. Regida por las Misioneras de María, la residencia guarda relación formal con el Hotel Meliá Caribe (1975), proyectado en la misma época por Gómez de Llarena. IGV