Zonas de Caracas

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A 5 kilómetros del centro de la ciudad y al norte de la avenida Intercomunal de Antímano, se construyó en 1939 el Sanatorio Antituberculoso en un valle donde originalmente se plantaron 8.000 árboles de eucaliptus, una especie asumida como benéfica para salud y el ambiente hospitalario. El proyecto de Guinand contemplo un conjunto de 14 mil metros cuadrados con capacidad para 300 pacientes, parte de un cuerpo central, del cual se desprenden a cada lado tres naves sucesivas (seis alas en dos pisos) que conforman entre sí dos patios longitudinales de acentuada horizontalidad y de apariencia abierta y contrastada. Cada pabellón dispone de balcones y terrazas equivalentes en ancho a las salas de reposo, que enfatizan el tema de la salud vinculada a la solución arquitectónica. En este edificio se refleja un notable interés por la experimentación, aplicada no solo en el sistema estructural, sino en el estudiado refinamiento de sus detalles y cerramientos. La entrada, enmarcada como eje central del conjunto y como un volumen autónomo, expresa a través de la ausencia de efectos decorativos y en el tratamiento de la celosía una temprana racionalidad orientada a la abstracción pura de las formas. La fachada destaca por la gran riqueza volumétrica y el acentuado ritmo de líneas y planos, así como la los motivos decorativos geométricos de influencia wrightiana utilizada en elementos como banquetas y pilonos. El Sanatorio constituyó, uno de los logros más importantes en materia de sanidad y asistencia pública ante la proliferación de la tuberculosis durante el gobierno de Eleazar López Contreras. WNA/IGV