Concebido como un portal urbano, el edificio se inserta en el corazón del barrio Las Minas, una zona popular de alta densidad, que tiene su origen a partir de la construcción de la vieja carretera hacia Baruta. Concebido como un muro urbano, la obra fue construida en una estrecha franja adyacente a la calle. Horadado por accesos a una plaza interna, el ambulatorio integra la casa existente que alberga servicios públicos. El volumen vuela sobre la casa, integrándola, arrojando sombra sobre el espacio público y actuando de umbral hacia la plaza. A partir de dos ejes próximos a la calle, se elevan muros de concreto armado que reciben losas con voladizos donde se instalan los servicios, lo que deja la planta baja para usos complementarios. Al centro del conjunto se ubica el acceso principal, como una «bisagra». La cubierta curva inclinada amarilla protege a su vez a un techo que configura los espacios interiores. Pequeñas «linternas» perforadas iluminan el techo y la caja de escaleras, lo que permite el paso de luz natural difundida por reflejo. La obra se completa con una plaza de 3.000 m², un gran anfiteatro, que ocupa una depresión natural, cuyo diseño responde a una «espina» recolectora de las aguas superficiales, y su pavimento previsto para ordenar los módulos utilizados en el mercado semanal. La obra es un caballo de Troya para dotar el barrio de una nueva urbanidad, y mejorar la calidad de vida a sus habitantes. OT/IGV