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A finales del siglo XIX existían en Caracas alrededor de 25 cementerios particulares que funcionaban con precarias normas de salubridad. Ante esto, durante la segunda administración del general Antonio Guzmán Blanco, se clausuraron todos los cementerios por razones de higiene, incluyendo el de los alemanes y los franceses, y se construyó el Cementerio General del Sur, en los terrenos denominados «Tierra del Juego» (antiguo Rincón de El Valle, bautizado más adelante como Prado de María), el cual se convirtió en el único camposanto autorizado de la ciudad. Esta importante obra pública fue inaugurada junto a Puente Hierro (que comunicaría Caracas con la entonces nueva urbanización de El Paraíso, que estaba separada de la ciudad por el río Guaire) por el general Antonio Guzmán Blanco el 5 julio de 1876. El camposanto, de carácter laico, de más de 130 años y alrededor de 240 hectáreas, encajado en el valle al final de la antigua calle real de El Cementerio, aloja los restos de grandes personajes y sus familiares, así como impresionantes panteones y monumentos, que lo convierten en un museo escultórico. El trazado urbano del camposanto se estructura a partir de un corto eje central, que remata en el edificio de la capilla, y luego se divide en tres calles que se introducen dentro del valle, intersectándose con vías transversales sucesivas, en donde se construyen grandes lotes rectangulares orientados norte-sur. En su entrada se encuentran dos figuras votivas de bronce creadas por el escultor de origen italiano Giuglio Roversi (1841-1920). Al interior, el área se encuentra dividida por grupos étnicos o credos. El blanco edificio de la capilla, orientado al este, destinado a actividades religiosas y administrativas, marca el inicio del camposanto. Esta se complementa con corredor externo delimitado por una alta columnata de la misma altura de la edificación. Las columnas de basamento liso corrido poseen fuste estriado y capitel de orden dórico, y sobre ellas se levanta una fachada con molduras horizontales que lo separan de la cornisa. Los restos de personajes venezolanos como los generales Joaquín Crespo e Isaías Medina Angarita, el poeta Aquiles Nazoa y el pintor Armando Reverón se encuentran junto a los venerados de la cultura popular, como Victorino Ponce (carpintero), Ismael Sánchez (protector de los malandros) o el panteón en homenaje a María Francia (patrona de los novios y estudiantes). Alrededor de 118 estatuas y monumentos de autores como Andrés Pérez Mujica, Emilio Gariboldi, Lorenzo González, Federico Fabiani, Francisco Narváez y el mismo Pietro Ceccarelli se encuentran adornando las tumbas y panteones en el campus. Destacan el mausoleo del general Joaquín Crespo y su familia, que por sus características arquitectónicas lo convierten, quizás, en el elemento más relevante del lugar; y el panteón de Carlos Delgado Chalbaud, de formas puras y planos blancos, proyectado por Malaussena. Algunos señalan que el fenómeno funerario del cementerio y la construcción de mausoleos, panteones y tumbas, propiciaron el auge de la estatuaria a finales del siglo XIX y principios del XX. El área fue declarada monumento histórico en 1982. IGV
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