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La Isla es uno de los tantos edificios anónimos de Caracas producto de la intensa construcción en la década de los cincuenta. Fue un momento en el que el proyecto de arquitectura muchas veces se hacía mejor, incluso, fuera de la propia discipli-na por parte de Ingenieros y constructores -muchos de ellos inmigrantes- asu-mían el rol de arquitecto con la experiencia de una tradición extranjera. Los años cincuenta también es el espacio de tiempo en que Las Mercedes empezó a desarro-llarse como urbanización. La isla fue uno de sus primeros edificios en medio de un tejido que inicialmente se había proyectado para albergar un uso residencial. Sus planos revelan la ingenuidad de una planta desordenada, con apartamentos que se desarrollan progresivamente como sistemas orgánicos que nacen de la función. Sin embargo, entre las viviendas el espacio colectivo expresa una com-plejidad de formas en los patios, escaleras, corredores y pasillos, que enriquecen su interior. Al exterior, el edificio realmente funciona como una isla, y su arqui-tectura lo asume como condición, manteniéndose aislado al radical cambio de uso que a partir de los años setenta empezó a transformar la urbanización. La Isla es un edificio residencial cuyo valor es el de una arquitectura especulativa ajena a las estructuras formales de la disciplina, pero sólida en su construcción, cercana a los detalles y la técnica, al espacio y a las formas de habitarlo, que hoy sobrevive en una zona cada vez más comercial. MB
planta
corte