Zonas de Caracas

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El conjunto de las antiguas residencias de estudiantes, proyectado a finales de los años cuarenta, e influenciado por las tendencias europeas de la época, está conformado por cuatro cuerpos bajos longitudinales y simétricos, que se complementan con el comedor universitario y la tienda. Tres de los volúmenes más largos se disponen a manera de barras, delimitando un área verde del campus que se vincula con «tierra de nadie», y siguen los esquemas de viviendas insertos en zonas de esparcimiento propios de la modernidad. Estos volúmenes incorporan balcones que generan sombra, dando profundidad a las austeras fachadas, que, junto a los elementos metálicos que los dividen y los muros con calados que permiten la iluminación y ventilación, le otorgan el carácter a los edificios. Destaca la antigua cafetería, una pequeña pieza revestida en cerámica con motivos marinos de planta irregular curva, que se inserta como un parentesis al sistema de corredores que conecta al comedor. El comedor está estructurado por bóvedas sucesivas que cubren el área de comensales, dispuestas sobre un cuerpo horizontal, cuyo patio, fue demolido para ampliar el edificio en la década de los años setenta, mutilando el valioso mural de Francisco Narváez (1905-1982). El conjunto, hoy convertido en sede de escuelas, evidencia desde el punto de vista arquitectónico el manejo de la forma adaptada al trópico, pero también la falta de criterios patrimoniales y desatinos en la planificación y reforma que históricamente han afectado a la Ciudad Universitaria de Caracas. IGV