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Ubicada en la primera urbanización ciudad-jardín burguesa que rompió con el patrón de damero, Villa Zoila fue adquirida por el presidente Cipriano Castro, quien la bautizó en honor a su esposa, Zoila Martínez de Castro. Castro, entusiasta del modelo francés, procedió a realizar reformas en 1905 proyectadas por Alejandro Chataing: el acceso a la villa, la inserción de las escalinatas a ambos lados del eje central, los jardines y la vialidad interna, entre otras. Su estructura corresponde al sistema constructivo conocido como “Pan de Bois”, compuesto por esbeltas estructuras de madera articuladas con elementos dispuestos en sentido horizontal y diagonal, con un núcleo de mampostería de ladrillos. Las cubiertas de madera a cuatro aguas están soportadas por cerchas, protegidas inicialmente por láminas metálicas. La Villa está rodeada por corredores que articulan las tres crujías que componen el inmueble: la primera crujía alberga las áreas sociales, la segunda contiene las habitaciones y al centro la escalera de acceso a la torre, mientras que la última crujía alberga los servicios. La torre mirador, similar a una pagoda con un distintivo techo a cuatro aguas, emerge del segundo cuerpo. Sobre las fachadas, con cerramientos apoyados sobre un antepecho con diagonales a modo de cruces, destacan pequeños vanos con calados de madera de diseños alegóricos al Art Nouveau. Castro residió en Villa Zoila solo tres años, hasta su salida del poder. En 1885 se convirtió en el Museo Histórico Militar de la Guardia Nacional Bolívariana. La Villa ha sufrido múltiples intervenciones y usos inadecuados. En los 90 fue restaurada, devolviéndole sus características y concepto inicial. GV/IGV
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