Plano que manifiesta el proyecto del camino de La Guayra, 1795
Plano que manifiesta el proyecto del camino de La Guayra, 1795
Fecha: 30 de abril 1795
Autor: Francisco Jacot
Original: Manuscrito a color 29,8 x 37,3 cm. Dibujo a tinta y pigmento, pluma y aguada.
Escala: 5.000 varas castellanas
Origen: Archivo General Militar de Madrid.
“Nota.. el amarillo es el proyecto: el azul la idea. Catia: los rojos los caminos antiguos, y no se representa muchas veredas q. ay”.
En el año 1602, por órdenes de la Corona Española, el Camino de los Españoles, también llamado de la Marina o Camino Real, se convirtió en la ruta oficial entre Santiago de León de Caracas y La Guaira. Una ruta transitada por los indígenas criollos, que se convertiría en la vía de intercambio comercial entre la capital y el puerto por más de 350 años.
A mediados del siglo XVII el incremento en la producción de cacao en los valles cercanos a Caracas y su traslado para exportación al puerto de La Guaira, hizo necesario revisar “el deprimente estado en el cual se encontraba el camino de La Guaira que conducía a Caracas, con el fin de facilitar el fomento del comercio”[1]. Así surge la idea de construir un nuevo camino que uniera a la capital con el puerto, en sustitución del que había sido utilizado hasta el momento.
Para ello, a finales del siglo XIII, el Real Consulado de Caracas fundado en 1793, encarga un primer proyecto a Juan Andrés Pérez y Diego Díaz quienes proponen como alternativa la ruta por el “camino de Catia”. Meses después esa misma tarea se le encarga a Martín Hiriarte, quien propondría un trazado distinto, por la vía de Macuto.
Un año mas tarde, en 1794, por orden del Gobernador Pedro Carbonell y a través del ingeniero jefe Miguel Marmión, se comisiona al ingeniero ordinario Francisco Jacot y Arroyo para que hiciese los reconocimientos del terreno por donde habría de trazarse el camino carretero y levantara los planos correspondientes.
Jacot y Arroyo (1725-1816), fué un ingeniero al servicio de Venezuela que militó en las filas republicanas, donde alcanzó el grado de General de Brigada. Dentro de sus múltiples labores como ingeniero en Venezuela realizó un estudio de las edificaciones que serían ocupadas por la Compañía Guipuzcoana en Maracaibo y la construcción de la casa que sería la sede de la Compañía Guipuzcoana en Maracaibo (1790); participó en la reparación de los almacenes y terraplenes de las fortalezas de San Carlos y Zapara (1793) y realizó el proyecto para el desvío de las aguas del río Catuche para verterlas en el Anauco en Caracas.
Según Eduardo Arcila Farías, Jacot y Arroyo, es el primer ingeniero que estudia en detalle el camino como vía de comunicación entre Caracas y la Guaira. Para ello analiza los proyectos propuestos propuestos por la vía de Catia (Pérez y Díaz), y por la vía de Macuto (Hiriarte). El estudio de las rutas de Jacot contiene un informe y dos mapas, (fechados 15 y 30 de abril respectivamente), donde desecha los trazados de las rutas propuestas por la vía de Catia, por ser demasiado larga, y la de Macuto, por argumentar la gran altura de la serranía y propone una tercera opción.
Jacot propone que el camino se abra por el antiguo sendero de “Las Dos Aguadas”. En su informe, comparaba su propuesta con la del Camino de Catia, resultando su idea mucho más ventajosa. Allí también declara su complementariedad con el Plan de Defensa elaborado siete años antes por el brigadier Agustín Crame en 1778, el cual da pie a los proyectos y construcción de pequeñas fortificaciones que a modo de “obras probicionales” que se destinaron para reforzar el “Camino de los españoles”. De hecho Jacott, será “uno de los artífices de la últimas mejoras que se llevaron adelante en el sistema fortificado de La Cumbre, en los años 1797 y 1798…”[2], posteriormente a la elaboración de su estudio de 1795.
Asi el trazado de Jacot, estuvo dirigido a consolidar el antiguo “Camino de las Dos Aguadas”. Cabe recordar que para finales del siglo XVI, Caracas y La Guaira, separadas por la enorme muralla conformada por la Cordillera de la Costa, comenzaron a conectarse a través de picas muy estrechas que tan solo permitían el tráfico pedestre debido a la inexistencia de bestias de carga y tracción, conocidas sólo a la llegada de los conquistadores al continente americano. “Tal situación determinaba la sencillez de los trazados de dichas vías terrestres, que no eran más que el recorrer de los aborígenes tras el rastro de animales”.
Así, “la antigua red fue desarrollándose, uniendo sus diferentes puntos para enlazar al puerto con la ciudad, en el mundo de comunicaciones de la provincia, donde … las veredas eran clasificadas según su utilidad y tiempo de duración. En primer lugar, tenemos las veredas que eran temporales. Estas características de transitoriedad se la imprimiría el temperamento errante del aborigen (…) En segundo lugar tenemos la presencia de los caminos de larga duración. Dentro de esta clasificación entraría el camino de Caracas a La Guaira, a través del cual se desarrollaba el comercio de la Provincia de Venezuela, y que era una vía estratégicamente bien fortificada, a fin de preservarse, en caso de ataque, de algún enemigo. Esto último obligaba a centralizar el principal camino que unía la capital de la Provincia con su más importante puerto, pues la presencia de picas alternas traía como consecuencia el descontrol total del tránsito; esto implicaba un par de cosas: en primer lugar, hacía imposible recaudar el impuesto de alcabala correctamente; y en segundo lugar, es posible pensar que algunas de las epidemias sufridas en Caracas en los siglos XVII y XVIII hayan sido introducidas por esas vías. (…) Un nuevo elemento que había que agregarle a la presencia de vías alternas, era el peligro de ataques enemigos desde el mar: los corsarios, y junto a éstos las destrucciones que hacían los terremotos a gran parte de las fortificaciones de La Guaira.
A partir de estos elementos es posible darse cuenta que era necesario consolidar las defensas del Litoral Central, las cuales pueden considerarse como concluidas a finales del siglo XVIII. Es así como se desarrolla, para aquellos momentos, el pensamiento militar español. De manera tal que la percepción local de defensa se transforma en una visión general y defensa coordinada del Litoral Central. Tal situación se debió a otro elemento importante: el contrabando”.
Por tanto, será el comercio ilegal uno de los más sólidos argumentos que llevará a Pedro José de Olavarriaga en la Instrucción General de Particular del estado presente de la Provincia de Venezuela en los años 1720 y 1721, a impulsar “la fortificación del camino, tomando en cuenta el papel que él jugó en la fundación de la Compañía Guipuzcoana en 1728, y luego como su primer Director. Lo cual implicó un impacto para la vida económica de la Provincia de Venezuela, pues la presencia de la compañía con su monopolio influyó irremediablemente en la transformación defensiva del Litoral Central de Venezuela y en el intento de encontrar una solución a las necesidades del camino. Monopolio que le fue revocado en 1781”.
Para el viejo camino, significará el punto de partida hacia una situación nueva: la idea de construir un camino carretero que uniera a Caracas con La Guaira, en sustitución del que siempre había existido, lo cual toma fuerza entre los criollos, en cuyas manos estaba la dirección del Consulado…”
El Jacott 8 de febrero de 1794 el Gobernador Pedro Carbonell gira instrucciones el al jefe del Cuerpo de Ingenieros de la Provincia de Venezuela, Miguel Marmión, para que realizase la obra. Marmión, con ligeras observaciones, aprueba y alaba mediante un informe dirigido a Carbonell el 16 de febrero de 1795 la propuesta de Jacott, la cual “se había de sujetar al reconocimiento del terreno a través de un trabajo previo de aperturas de picas y los desmontes necesarios a fin de poder establecer el trazado de planos definitivos”.
Del informe original de Marmión, citado por Oquendo Chacón, vale la pena resaltar las valoraciones que hace del anteproyecto de Jacott, presentado ante el Consulado el 30 de abril de aquel mismo año: “Brevedad, comodidad y seguridad, sin dudas, las tres circunstancias esenciales a la perfección de todo camino público, y bien que devieran ser comunes a todo camino en general, se hace más indispensable su cumplida misión en el que se trata de abrir desde esta plaza a la Guayra… (…) El travajo que ha hecho Jacott, lo considero de todo aprecio, es de un verdadero mérito, y el que deverá servir de base fundamental de qualesquiera diligencias ulteriores que hayan de practicarse; pero la naturaleza de una primera operación, hecha en unos parages cerrados de monte, quasi impenetrables, no le ha permitido a este oficial entrar en el detalle o pormenor de una infinidad de circunstancias que se requiere tener presentes …”.
Es importante subrayar cómo Jacott “en la primera parte del informe explica la forma, dirección y distancia del proyecto por el camino de Las Dos Aguadas, partiendo de la plaza de La Guayra. Afirma que debe tener de 10 a 12 varas de ancho, según lo permita el terreno”. También, del minucioso desglose que hace de materiales y mano de obra “para poner en forma el camino sin quitarle las cuestas y pendientes que abundan…”, (según documentos que reposan en el Archivo general de la Nación), se desprende un costo de 321.356 Pesos Rs donde no se incluye el importe de los terrenos por donde pasaría la vía los cuales considera de poca monta.
El plano de Jacott recoge con bastante detalle un cúmulo de información de gran valor para entender el proyecto que presentó a las autoridades y denota el conocimiento que tenía de la geografía que rodeaba la capital la cual había recorrido y levantado para concretar la propuesta. Posee, además de la imagen cartográfica que la protagoniza (donde el norte apunta a la derecha), sendos recuadros que a modo de leyendas dan cuenta de la información contenida y que él denomina como “Explicación”.
En la parte superior izquierda, siguiendo el orden que da el uso del abecedario, identifica de entrada la localización de los dos puntos que se busca conectar: la “Ciudad de Caracas” (AA) -ubicada abajo y a la izquierda del plano- y el “Puerto de la Guaira” (BB) -abajo a la derecha-. Cobrando un subsiguiente nivel de jerarquía, todos relacionados con vías de comunicación, aparecen el “Proyecto del Camino de las Aguadas” (CCC) -parte fundamental de la propuesta de Jacott-, el “Camino actual de las Aguadas” (DDD) , el “Camino actual del Tráfico” (EEE) y la “Zoca o pica de Caria” (FFF), pasando luego a un tercer nivel en el que se ubican el “Camino de Guaracarumbo” (GG), el “Camino de Catia o Cavo Blanco” (HH), el “Camino del Topo” (II) y las “Cumbres que van al Monte de Avila” (JJ). A partir de la letra “K” y hasta la “T” se van señalando diferentes puntos de referencia todos relacionados con el tradicional camino que unía La Guaira y Caracas a partir de Maiquetía.
Partiendo de La Guaira, la ruta se inicia con la letra “V” (“Nuestra Señora de las Mercedes”) dando cuenta hasta la letra “Z” de edificaciones y fuertes, pasando sin solución de continuidad a la numeración (quizás más vinculada al proyecto en sí), correspondiéndole el “1” al “Fuerte del Palomo” y el “19” (y último), llegando a Caracas, a la “Carnicería de Carguata”, mencionándose en el trayecto una combinación de sectores, arroyos, barrancos, cortadas, estancias y establecimientos de diferente tipo.
Finalmente Jacott, aunque su propuesta “satisfizo tanto al Real Consulado como el Capitán General, razón por la que se informó al Consejo de Indias”, no logró concretar el proyecto que había prefigurado dirigiéndose los recursos, hasta tanto se recibiese la aprobación del Consejo que nunca llegó, a reparar la vieja ruta de la montaña. No obstante, le pidieron repetir una labor similar (con igual grado de frustración) en 1804, cuando ya sus responsabilidades como funcionario de la Capitanía General habían aumentado.
El ingeniero Jacott, según nos señalan von Fedák y Rojas “al tomar partido por la Junta Patriótica desde un primer momento y luego de dedicar sus esfuerzos a trazar planes de defensa y a fabricar pólvora para la causa emancipadora, … termina sus días el 18 de abril de 1816 cuando es fusilado en la Plaza Capuchinos”.
Por otro lado, Oquendo Chacón concluirá: “La agonía del camino se hacía presente, aunque continuará prestando servicios, habiendo sido necesario aguardar hasta mediados del siglo XIX para que Caracas y La Guaira quedasen finalmente unidas; así el Camino Real pasó de forma definitiva al olvido”. (aca/igv)
Bibliografía
AAVV. (2019) “Cuatro siglos de ingeniería española en Ultramar (S XVI-SXIX). Comunicaciones, caminos, puentes y canales de navegación”. Pág. 360. Coedición ACICA-AECID.
Gasparini, Graziano y Pérez Vila, Manuel (1981). “La Guaira. Orígenes Históricos. Morfología Urbana”. Caracas, Ernesto Armitano Editor.
González F., Luis Enrique (1983). “La Guayra: Dos Siglos de Historia”. Caracas,
Amazonas Artes Gráficas C.R.L.
Oquendo Chacón, Hebe (XXXX). “Relación del camino de Caracas a la Guayra propuesto por el Ingeniero Francisco Jacott”. Volumen VIII, nº 14, enero-junio 2000 de la Revista Mañongo del Área de Estudios de Postgrado de la Universidad de Carabobo.
[1] Según se describe en “Cuatro siglos de ingeniería española en Ultramar (S XVI-SXIX). Comunicaciones, caminos, puentes y canales de navegación”. Pág. 360.
[2] Estos se encuentran muy bien descritos, documentados e ilustrados por Miguel von Fedák y Gerardo Rojas en Fuerza de Santiago de León de Caracas (Oscar Toddtmann Editores, 2006)