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Caracas 

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Gran plano de la ciudad de Caracas

Gran plano de la ciudad de Caracas conforme a la reciente numeración i división

Segunda Edición dedicada al General Francisco Linares Alcántara

 

Caracas está situada A LOS 10º 30’ 50” Lat. N y en la Longitud 69º 25’ al O. del Meridiano de París (67º 4’ 45” al O. del de Greenwich).

Coordenadas geográficas.

Lat. 10º 30’ 50” Norte. Lonjd al O. del Observatorio de París 69º 15” o en tiempo 4 horas 37’.

Dibujado y grabado, correjido, aumentado y explicado por el Ingeniero Lcdº Juan de la Cruz Martínez

 

Fecha: 1877

Autor: Ingeniero Juan de la Cruz Martínez

Original: colores, XX x XX cm.

Impresión: Litografía y tipografía del comercio, Caracas

Escala: 1:4.000

Fuente: Biblioteca Nacional

 

Para el año 1873 Venezuela, era un país eminentemente rural que registraba 1.783.993 habitantes (Cilento, 2015). En Caracas por su parte, se concentraban un poco más de 50.000 almas. La gestión de Guzmán Blanco y su visión de la cultura urbana, introdujo a partir de 1874 y como parte de un nuevo episodio en Caracas, nuevos elementos para complejizar el damero fundacional considerando el modelo urbano que lo precede, generando importantes transformaciones arquitectónicas y urbanas de influencia francesa, que se apoyaron en el Ministerio de Obras Públicas (MOP), creado el mismo año para “supervisar los grandes proyectos en ejecución, bajo la figura de concesiones a empresas nacionales y extranjeras”[1]. Los pasos del gobierno de Guzmán Blanco “sentaron las bases de una amplia política modernizadora del aparato del Estado y que se avocó a comunicar las regiones productoras con los puertos, sobre la base de registros confiables de producción y comercio, que permitían localizar y cuantificar los flujos y los volúmenes de exportación e importación”[2].

La cultura urbana, tal como la conoce Guzmán gracias a las capitales europeas, no se concibe sin monumentos y edificios importantes, sin paseos y sin lugares amables para la burguesía, interesada no sólo en el trabajo sino en los placeres de la vida. El fuerte contraste de Caracas –todavía una modesta ciudad postcolonial– con las grandes ciudades que él ha visitado, lo incita a convertirla en un “pequeño París”, que perseguía proyectar una ciudad moderna, de ideas liberales y civilizadas, próspera, agradable y segura para vivir e invertir.

Ello se reflejó en la Memoria que la Comisión encargada de erigir e inaugurar las estatuas del ilustre americano, regenerador de Venezuela, General Guzmán Blanco, presentó a la legislatura nacional de Venezuela en 1876, donde se detalla que la inversión en obras de ornato en el Distrito Federal, alcanzó los 2.587.190 bolívares, y la inversión en vías de comunicación, acueductos y cisternas los 971.405 bolívares[3].

Estas estrategias urbanas sobre la trama fundacional, así como las edificaciones públicas más representativas de la obra de gobierno, que transformaron el entorno urbano poscolonial, fueron representadas en dos planos. EL primero, el plano levantado por orden del Ilustre Americano Antonio Guzmán Blanco, firmado por el General Andrés Level, y suscrito por Felipe Tejera; y el segundo, el “Gran Plano de la ciudad de Caracas, conforme a la reciente numeración i división, segunda edición, dedicada al General Francisco Linares Alcántara” fechado en 1877.

El plano de 1877 “dibujado, grabado, corregido aumentado y explicado” a escala 1:4.000 conmemora la Presidencia de Linares Alcántara, y representa la ciudad de la época, cuya sociedad, cultura, economía y poder se organizaban alrededor del espacio.

Poco sabemos de su autor, Juan De la Cruz Martínez y su labor como ingeniero y cartógrafo.  Sin embargo, en el plano son verificables algunos aspectos técnicos y artísticos que permiten apreciar la capacidad técnica de su autor.

 

El General Francisco Linares Alcántara fue elegido Presidente de Venezuela para el bienio entre 1877-1879, comenzando su mandato el 2 de marzo de 1877. Sin embargo, su gobierno tuvo escasos 18 meses de duración. Linares Alcántara emprendió un gobierno reformista que fijó como meta seguir “desarrollando…próspera y fuerte, la Regeneración de la Patria” (González Guiñan, 1924). Sus metas se orientaron a una mayor apertura política y al respeto por los derechos individuales. Esta “democratización” se vio reflejada tambien al permitirle a los estados una mayor autonomía, al disponer de una suma del presupuesto nacional de para aquellas Obras Públicas “que las autoridades estatales consideraran como más beneficiosas para su respectivo estado”[4]. Esto significó un giro radical con respecto al control centralizado de los proyectos de obras públicas que se había llevado a cabo durante el Septenio (1870-1877). Bajo el mandato de Linares Alcántara también se decretó abolir parte de la legislación urbana promulgada por el anterior gobierno de Guzmán Blanco, que incluyó la aprobación del decreto para la demolición de las estatuas de Antonio Guzmán Blanco (promulgado el 19 de diciembre de 1878), como símbolo del rechazo político hacia su gestión gubernamental. Acciones que fueron coordinadas en Caracas por Manuel Hernández Sosa, a cargo de las Obras Públicas; Juan de Dios Monzón, a cargo del Crédito Público y José de los Santos Escobar quién se desempeño en la gobernación del Distrito Federal.

Signo de la política de Linares Alcántara fue también la reapertura del Colegio de Ingenieros, que había sido clausurado por el Ilustre Americano. Cabe destacar que en 1874 se crea la Facultad de Ciencias Exactas en la Universidad Central de Venezuela, “en la cual se otorgarán los títulos de agrimensor e ingeniero, despojados de todo componente militar (Genatios, 2004) y que en 1877 se gradúa la primera promoción (siete egresados) de la Facultad de Ciencias Exactas de la UCV”[5].

 

El plano en homenaje a Linares, muestra las fachadas de las edificaciones que forman parte de la obra de Gobierno – el Palacio Legislativo, y el Capitolio obra de Luciano Urdaneta, 1873-, estarían enmarcados en el proceso de modernización del país, bajo el modelo de estado nación. Este edificio público de carácter monumental compuesto por dos grandes cuerpos, no se ajustaría a las dimensiones de la cuadra tradicional. Se construiría como excepción a la receta formal de ocupación de la manzana seguida hasta ahora. Su forma no solo aspiraría a introducir un nuevo lenguaje arquitectónico, sino tambien a generar una nueva centralidad urbana rompiendo con los cánones urbanos establecidos y reforzado por nuevos espacios públicos. Así la Plaza Guzmán Blanco, se construye para articular de forma coherente la fachada del Capitolio y la fachada de la Universidad, adyacente al Museo Nacional. Para ello, la calle se ensancha y la dimensión de la manzana sur se reduce permitiendo insertar la Plaza que exhibía la estatua ecuestre de Guzmán Blanco.

Este coherente conjunto, testimonia una obra de gobierno que intentó cambiar el carácter colonial de Caracas introduciendo elementos del urbanismo decimonónico francés, tales como calles arboladas, paseos y las plazas.  Junto a la Plaza San Jacinto, la Plaza adyacente a la Iglesia de Altagracia, y la Plaza La Candelaria, ubicadas en esquina, estas transformaciones urbanas estarían destinadas a enriquecer el damero.

Bajo esta óptica, se construye el Paseo Guzmán Blanco, en la colina de El Calvario, como lugar de recreo para la ciudad con un doble sentido, resolver el proyecto de acueducto de Macarao y como un mirador hacia la ciudad. A ellos se sumará el Teatro Guzmán Blanco (1876), proyecto de Estevan Ricard, un edificio cuyo peristilo y vestíbulo invaden la antigua Plaza San Pablo.

Destaca con fuerza el orden impuesto a partir de los ejes de las avenidas norte-sur y este oeste, que se representan mas anchas, y se intersectan en la esquina noreste de la “Plaza de Bolivar”, estableciendo una nueva jerarquía para las calles. En relación a ellas se realiza la numeración de las calles “tomada de principio y fin de cada cuadra”.  En este plano se evidencia que la subdivisión parroquial que se arrastraba no guardará relación con estos ejes, y la definición de las parroquias no seguirá criterios geométricos para hacerlas equivalentes en superficie y territorio.

A ello se sumó el hecho de que hacia fines del XIX, Caracas ya contaba con múltiples calles ininterrumpidas, en sentido Norte – Sur y Este -Oeste, orientadas a mantener la continuidad de la red vial. Tal fue el caso de la prolongación de la calle sur 5 sobre el Guaire, y la construcción de los primeros puentes de hierro entre 1874 y 1876. “Entre 1874-1875 se construyó el Puente Regeneración o Puente Hierro sobre el Guaire, como prolongación de la calle sur 5 este, proyecto de Luciano Urdaneta y H. Cook de la empresa británica The Crumlin Viaduct, que también produjo las estructuras metálicas de las cubiertas del Palacio Legislativo (Capitolio) y del Teatro Guzmán Blanco (Teatro Municipal)” (Cilento, 2015).

 

Estas acciones urbanas y transformaciones estéticas que consideraron el damero fundacional como soporte, afianzarían la cuadrícula y potenciarían la estructura y belleza de la capital. Aspecto que se acentuaría en los próximos años, con la superposición de una nueva nomenclatura urbana capaz de orientar y crecer junto con la ciudad, y que coexistiría con la tradicional nomenclatura caraqueña de nombrar las esquinas.

Al fallecer Linares Alcántara, “el gran demócrata”, repentinamente en noviembre de 1878, muchos aseguran que culminó su proceso político y su aventura reformista iniciada con su ascenso al poder y el proceso de rechazo contra Guzmán Blanco iniciado en abril de 1877. Con la muerte de Linares Alcántara tomaría fuerza la llamada Revolución Reivindicadora, cuyo objetivo era el retorno al país del Ilustre Americano y el fin de la aventura reformista iniciada por “el gran demócrata”.

El plano tiene el sello de los E.E.U.U de Venezuela, Ministerio de Obras Públicas, Archivo General del Planos.

 

Bibliografía

 

Azpúrua, Ramón (1877) “Anales de Venezuela. Documentos para la historia de Venezuela desde el año de 1830, puestos por orden cronológico, con adiciones y notas de referencia, esclarecimiento e ilustración, y publicados por disposición del General Ilustre Americano, Antonio Guzmán Blanco, Presidente de los Estados Unidos de Venezuela. Tomo I. Caracas. Imprenta de vapor de la opinión nacional.

Cilento Sarli, Alfredo (2015) “El Ministerio de Obras Públicas en la construcción de la infraestructura para el desarrollo (1874-1976). Trabajo de Incorporación al sillón xiv de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela. Caracas, marzo de 2015.

González Guiñán, Francisco (1924) “Historia contemporánea de Venezuela”. Tip. Empresa El Cojo.

Méndez, Nelson (2011) “Para la historia de la enseñanza de la ingeniería en venezuela: itinerario de fechas, hechos, procesos y personajes”. Revista de la Facultad de Ingeniería UCV. V.26, Nº.1 Caracas.

Obras Públicas al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela en 1877. Edición Oficial. “Memoria que la Comisión encargada de erijir e inaugurar las estatuas del ilustre americano, rejenerador de Venezuela, jeneral Guzman Blanco, presenta a la lejislatura nacional de Venezuela en 1876”. Caracas Imprenta Federal.

https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/l/linares-alcantara-francisco-gobierno-de/

 

[1] De esta manera, con la creación del MOP, se estableció una superestructura técnica y administrativa especializada por encima de las Juntas de Fomento, es decir sobre las tradicionales organizaciones locales de fomento y construcción, lo que significó consolidar el dispositivo tecno-burocrático ingenieril del Poder Nacional. (Cilento, 2015)

[2] Solo Caracas pasaba de 50.000 habitantes; Valencia, Barquisimeto y Maracaibo tenían entre 25.000 y 30.000 habitantes.; y El Tocuyo, Tocuyito, San Carlos, El Baúl, Ortiz, El Sombrero, Barbacoas, Altagracia, Zaraza, Tucupido, Yaritagua, San Cristóbal y Mérida, se ubicaban en el rango de 10.000 a 13.000 habitantes.

[3] Memoria que la Comisión encargada de erijir e inaugurar las estatuas del ilustre americano, rejenerador de Venezuela, jeneral Guzman Blanco, presenta a la lejislatura nacional de Venezuela en 1876. P. 483.

[4] El decreto núm. 2.094, emitido por el Congreso el 15 de mayo de 1878, estipulaba que cada estado recibiría, del presupuesto nacional de Obras Públicas, la suma anual de Bs. 120.000.