Zonas de Caracas

Zona 2 La Nueva Caracas

María Isabel Peña / Izaskun Landa

"Catia solía tener una laguna…"


Irma de Sola Ricardo

«Destinada y promovida para la clase obrera,  la extensión de Nueva Caracas hacia 1929 fue equivalente a 80 cuadras del casco tradicional. Por su escala y novedad es proporcionalmente la intervención más importante en la historia de Caracas».

Federico Vegas
Una ciudad en sus redes y en sus tramas

 

Se dice, pues no ha sido registrado en ningún documento histórico, que el nombre «Catia» corresponde a un cacique que habitó las tierras llanas catienses denominadas Maracapana y que adversó a los conquistadores españoles. La Nueva Caracas o Catia, con la avenida Sucre como único acceso vial, contempla los Magallanes al norte, la autopista Caracas-La Guaira al este, Ciudad Tablitas al oeste y sector Morán al sur. Estos sectores ocupan la parte plana de un pequeño valle rodeado de colinas que conforman la parroquia 23 de Enero, donde se alzan treinta y ocho superbloques de vivienda, alternados con otros de menor altura hasta completar cincuenta, junto a sus resquicios poblados de barrios autoconstruidos que suman 600, aproximadamente.

La primera conexión hacia Catia se inicia en la esquina noroeste de Santa Capilla, hasta llegar a la quebrada Agua Salud, donde se hizo el registro gráfico del primer asentamiento obrero en el oeste de Caracas. Catia, que aparece en los mapas desde 1911, también figura como parte de la ruta del tren hacia La Guaira que se construyó desde el casco central a través del «relleno de Catia» (Eduardo Röhl, 1934-1936). En 1929, el Sindicato Nueva Caracas promueve en la zona la construcción de un gran trozo de ciudad, en un terreno plano luego de atravesar un cuello entre cerros, desde el casco fundacional y en sentido noroeste, donde se desarrollaron unas 58 manzanas (rectangulares y cuadradas) diseñadas por el ingeniero Oscar Ochoa. Doce manzanas con nombres de países hispanoamericanos y siete avenidas, que convergen en una plaza de planta circular. La Nueva Caracas es solo el comienzo de un enclave denso y variado del oeste de Caracas. El desarrollo de Ochoa incluía un club social y deportivo ubicado frente a la plaza donde convergen las vialidades en forma diagonal. La Nueva Caracas estuvo conformada por casas adosadas sin retiro de frente para vivienda y comercios, y áreas de uso industrial que ocupaban parcelas de mayor tamaño al sur. Catia ha sido el asiento de diversas comunidades de inmigrantes a lo largo del tiempo (españoles, portugueses, árabes y latinoamericanos actualmente). En sus edificaciones predominan los usos mixtos que expresan su variedad multicultural y la vitalidad peatonal de la zona sobre la avenida España, entre las estaciones del metro de la Plaza Sucre —inaugurada por Juan Vicente Gómez en 1928— y la Plaza Pérez Bonalde. El edificio del Mercado de Catia, monumento histórico nacional, sobresale en el perfil urbano del bulevar y la actividad se duplica durante los fines de semana sobre las calles que corren paralelas y se colman por la gran afluencia de vecinos desde los superbloques del 23 de Enero, las lomas de Urdaneta y Altavista, y la zona baja de los Magallanes y Catia. Los bloques bajos de Propatria y Casalta alternan con las texturas de barrios, que llenaron todos los resquicios posibles de los cerros a partir de los años 60. Durante esos años coincide la ubicación de un retén en los terrenos de un antiguo campo de fútbol, y la Escuela Miguel Antonio Caro en la avenida Sucre.

La implantación de los bloques del 23 de Enero le confirió una nueva escala a la Nueva Caracas y la convirtió en un laboratorio más de la modernidad, esta vez como «ciudad obrera», reflejo directo de las teorías racionalistas de los años 50, lo que puso a prueba los conceptos sociales y los manifiestos estéticos conjugados con la tecnología del momento, y que al cabo del tiempo han reflejado estar llenas de contradicciones aún por superar.

En  época de calina se percibe el olor a mar en Catia proveniente de Catia La Mar, y sobre las colinas donde se ubican los bloques baja la temperatura y la neblina ocupa el paisaje en las horas tempranas del amanecer y durante la noche en ciertos meses del año, debido a su ubicación en el abra sobre la costa de Vargas, desde donde se puede apreciar el mar en en días despejados. En 1997, después de la visita del papa Juan Pablo II a Caracas, se dinamitaron los cimientos del Retén de Catia, con lo cual se dio paso al proyecto cultural Parque Jacobo Borges, donde hoy la comunidad reclama que se desarrolle el planificado parque metropolitano. MIP/IL